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El partido contra los Classic All Blacks, abocado a un nuevo aplazamiento


Tras las derrotas en los tres primeros partidos clasificatorios mundialistas, el XV del León encara unas necesarias semanas de reflexión antes de su próximo encuentro. Sin embargo, a poco más de un mes del todavía confirmado partido que España jugará contra los Classic All Blacks el próximo 8 de mayo, poco o nada se sabe oficialmente más allá de que la fecha está ratificada en el calendario, aunque todos sepamos la dificultad de que esto pueda ser así. ¿Sería suficiente motivo esta confirmación para saber que se va a celebrar? En otras circunstancias lo sería, pero el optimismo con el que se mantiene en fecha en el calendario, o la táctica de apurar hasta el final, choca frontalmente con una serie de inconvenientes en los que la organización tiene escaso margen de maniobra.

“El partido se va a hacer, no se va a cancelar”, comentaba hace poco menos de un mes Mirella Ruiz, directiva de Kiwi House, empresa organizadora del evento, en “Esto es rugby”, en Onda Cero Almería. La cuestión es cuándo. El primer inconveniente, lógicamente, es la restricción del público en los estadios y eventos multitudinarios que, a día de hoy, se mantiene en diversos grados en todo el país. Este partido, a diferencia de cualquier partido oficial o test match, que puede disputarse sin público como se ha hecho hasta la fecha, no tiene sentido sin público en las gradas, tanto por su carácter festivo como, sobre todo, por la viabilidad económica del mismo. 

El aplazamiento ya es la opción preferente que lleva semanas sobre la mesa, a pesar de que las píldoras en la comunicación han sido casi nulas desde entonces. La propia Ruiz, con la mirada puesta en mayo, remarcaba en esa misma entrevista del 4 de marzo que “con las 30.000 entradas vendidas se podría mantener (el partido) ahora mismo, porque estaríamos hablando de principios de mayo, que era la fecha que habíamos fijado, cuando se supone que el público va a volver a los estadios”

Javier Tebas, el presidente de La Liga, aventuraba que para final de abril habría público en las gradas en el fútbol profesional, eso es cierto, aunque dependía de las directrices de un Gobierno que ya se ha apresurado a desaconsejar cualquier actuación en ese sentido, como ocurrió con sus declaraciones sobre la petición de permitir un cuarto de aforo en la final de la Copa del Rey de fútbol. La venta de cerca del 50% del aforo del Metropolitano para ver a los Classic All Blacks hace que sea inviable la disputa del partido con su esencia original, ya que no hay posibilidad real -hoy en día- de que puedan asistir 30.000 personas (de las 37.000 entradas vendidas se devolvieron 7.000) a un evento deportivo.

Si se diera la situación en la que pudieran asistir un 25% de la capacidad total del estadio (unos 68.000 espectadores), la reducción a 17.000 espectadores (cifra bastante irreal en el mundo en el que nos movemos) conllevaría un problema logístico de primer orden, ya que acarrearía la celebración de un sorteo de entradas y abriría, muy posiblemente, un espacio de quejas y devoluciones que serían muy complicadas de tramitar. De hecho, Ruiz afirmaba que a Kiwi House, como organizadores, “no nos apetece hacer un partido de rugby donde se siente a una persona y a tres butacas vacías sus compañeros”. Como si solo fuera eso.

Muchos de los clubes y espectadores que adquirieron entradas residen en zonas actualmente confinadas, otra de las medidas a tener en cuenta, y no solo la de la vacunación. Sin saber muy bien si para ese segundo sábado de mayo seguirán vigentes las mismas restricciones, a día de hoy -excluyendo las medidas impuestas para Semana Santa- no podrían asistir al partido los residentes de Castilla y León, por poner un ejemplo de región rugbística y cercana a Madrid y que sabemos que conforma un notable número de aficionados que adquirieron entradas, por su confinamiento perimetral decretado hasta el 9 de mayo. No obstante, para mayo las previsiones son demasiado inestables, por lo que solo se sabría a ciencia cierta con una semana de antelación.

Pero, independientemente de cualquier reto logístico, el principal obstáculo con el que se encontraría la organización es el de garantizar la presencia de un equipo rival que se cita bajo invitación individual algo que, siendo fundamental, aparece en un segundo plano. De nuevo, las manos permanecen atadas, con una dependencia total no solo de la disponibilidad de los jugadores, sino también de las restricciones que hacen que los disponibles estén más en duda que asegurados.

Y mientras, la confirmación del partido sigue hoy vigente tanto en el calendario de la FER como en la oficialidad que implica la no comunicación de su cancelación o aplazamiento. Todavía existen algunas acciones que Kiwi House, como organizador, debería transmitir a los aficionados y clubes. A cuarenta días del evento, la posibilidad de que siga adelante el partido es más pequeña que la de que se cancele o postergue a una mejor fecha.

Dando por hecho que se está trabajando en solucionar esto de la mejor forma posible con reuniones estratégicas, ¿cuál sería esa fecha en caso de aplazamiento? Días sin partido programado en el estadio elegido, disponibilidad de los jugadores y las esperanzas depositadas en una campaña de vacunación cuyo ritmo es ciertamente mejorable y cuyas perspectivas son inciertas no ayudan. “Estamos viendo con el resto (de los organizadores) cuándo es la mejor época en la que se puede hacer”, afirma Ruiz en Onda Cero Almería, dando casi por hecho el aplazamiento desde hace semanas: “Es muy complicado”. Si eso fuera así, si ya el 8 de mayo es una quimera más que se esfuma, debería comunicarse ya de manera oficial, independientemente de que se esté buscando otra fecha: ya habrá tiempo de confirmarla.

Las medidas volátiles y la desorganización administrativa en la vacunación han puesto patas arriba el mundo del espectáculo y de los grandes eventos, pero no todo en la gestión son elementos externos. El titánico trabajo de los organizadores, con idas y venidas en un proyecto ilusionante que data de 2019, y el apoyo de la FER a este evento no deben quedarse solo en la felicitación, en la celebración de la intención y en la empatía por las noches sin dormir, sino también en un trabajo de comunicación que tenga a los aficionados y clubes en el centro de atención.

 

 Texto  Álvaro de Benito   Fotografía  Domingo Torres

 

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