Alhambra Nievas: “El jugador sabe el riesgo que asume en una acción peligrosa de juego sucio”
Un par de jornadas de clasificación mundialista han sido suficientes para que surjan varias dudas sobre algunas decisiones disciplinarias y la importancia de la aplicación de la normativa y las leyes del rugby. Más allá de lo evidente, que es el objetivo de regular el deporte, existen varios puntos de interés que atañen a las decisiones que se toman desde el arbitraje. Con las tarjetas rojas en directo a Quercy, Perrin, Mamukashvili, más la diferida a Necolau y las numerosas amarillas, hemos podido observar cómo existen opiniones para todos los gustos sobre las expulsiones, la validez de una decisión interpretable incluso con el TMO, las comisiones que actúan de oficio y, sobre todo y más importante, la necesidad de regular con medidas que tengan como único objetivo la seguridad de los jugadores.
Desde A Palos, no se nos ocurre nadie mejor que Alhambra Nievas (Beas de Granada, 1983), gerente de Desarrollo de Arbitraje de World Rugby y árbitro del año para World Rugby en 2016, para mantener una charla sobre estos puntos, e intentar, de paso, contribuir al conocimiento de las normas e interpretaciones que, a veces, nos generan dudas.
AP: Antes de nada, ¿qué tal estás pasando estos tiempos tan raros que nos está tocando vivir?
AN: No puedo quejarme. Nuestra familia está bien y tenemos salud. Hemos pasado momentos duros como toda la sociedad, pero viendo el lado positivo que nos ha dejado la pandemia, no me he perdido ninguna de las primeras veces de Ibon, mi primer hijo que ahora tiene un año y medio, al no poder viajar como hubiera hecho en condiciones normales por trabajo.
AP: En este Campeonato de Rugby Europe estamos viendo un arbitraje que toma decisiones más rigurosas en las jugadas de juego peligroso. Esta política viene avalada y reforzada desde las instituciones como una solución para proteger la integridad de los jugadores. ¿Podrías contarnos algo más sobre el foco que se tiene en este aspecto desde World Rugby?
AN: La primera y principal prioridad para World Rugby es la seguridad de los jugadores. Cada estamento juega un rol fundamental para hacer el rugby más seguro y ayudar a reducir el riesgo de lesiones, protegiendo a los jugadores. Por supuesto, los árbitros tienen responsabilidad en asegurar y velar por su seguridad, por eso se están implementando procesos muy rigurosos y técnicos, tanto a nivel humano como tecnológico, para poder determinar la sanción que procede en los escenarios de juego sucio o peligroso.
AP: Tras las informaciones que han salido a la luz sobre posibles daños cerebrales en jugadores de rugby, se ha priorizado la seguridad en todo lo que rodea a los impactos en la cabeza. ¿Será suficiente esta revisión de las normas para mitigar esos problemas de seguridad o habrá que seguir tomando decisiones en el futuro que varíen la forma de jugar rugby?
AN: Durante esta misma semana, World Rugby ha desarrollado un simposio en torno a este tema, con el objetivo de acelerar el progreso sólido en la prevención de lesiones. Este importante foro ha reunido a directivos, gerentes de competiciones, entrenadores, árbitros, jugadores, prensa y médicos, para analizar los últimos datos y tendencias globales en lesiones y planificar estrategias para reducir lesiones en el punto de encuentro, así como analizar el feedback inicial del paquete inicial de seis pruebas a las leyes para prevenir lesiones. La seguridad de los jugadores no es solo responsabilidad de los árbitros durante los 80 minutos del partido, es cómo entrenan, los criterios en las distintas competiciones, comités de disciplina… Es responsabilidad de todos los que desarrollamos una función dentro del rugby y es crucial ser consistentes a lo largo de las regiones y países a todos los niveles. El foro también incluye un grupo de trabajo específico para el punto de encuentro (breakdown) área del juego de la que surgen, aproximadamente, el 9% de las lesiones en un encuentro, un porcentaje que se eleva considerablemente en el rugby de élite. Este grupo analiza las tendencias del juego y lesiones, así como potenciales pruebas a las leyes para reducir este porcentaje al mínimo.
AP: Siendo el arbitraje un trabajo muy complicado, todas las polémicas que pueda haber se podrían zanjar aplicando el sentido común sobre cómo la jugada no solo ha afectado a un jugador, sino también cómo podría haberle afectado. ¿Crees que una aplicación más estricta y las sanciones como prevención están siendo efectivas?
AN: Hay una clara diferencia en cómo ha evolucionado el rugby en las últimas décadas; el físico de los jugadores ha jugado gran parte en este cambio. Hemos pasado de un deporte predominantemente amateur a un rugby profesional en todos los países tier 1 y en muchos tier 2. En ese proceso se han ido produciendo cambios y el reglamento está en continua revisión, analizando muchos aspectos del juego. Ahora disponemos de datos concretos respecto a cómo el nivel de contacto afecta a los jugadores y creo que las medidas que se están aplicando y evaluando de forma continua están dando sus resultados. Obviamente, hay que ser críticos y exigentes para mejorarlas y reducir los porcentajes de lesiones, especialmente por concusiones cerebrales, y por ello seguimos trabajando.
AP: En la expulsión de Perrin en el último partido contra Portugal, la sanción sería diferente si el jugador cae sobre su espalda en vez de si cae sobre su cabeza. ¿Cuánto hay de educación a los jugadores sobre los riesgos que implican sus acciones, independientemente del resultado de las mismas?
AN: Lo primero que hay que señalar es que el árbitro no sanciona por la intencionalidad del jugador, sino por la peligrosidad de la acción. En el ejemplo que citas, Perrin llega con mal timing, contacta en el aire y como consecuencia, el jugador se voltea y cae de forma muy peligrosa, impactando su cabeza en el suelo por dicha acción. En efecto, si hubiera caído de forma peligrosa sobre su espalda o costado, hubiera sido tarjeta amarilla. Estas directrices están bastante claras y así se transmiten a lo largo de los comités arbitrales, que, a su vez, trabajan con las selecciones, clubes, federaciones territoriales, etcétera, por lo que entiendo que, especialmente en el rugby de alto nivel, los jugadores son conscientes del riesgo que asumen cuando hay una acción de juego sucio que es peligrosa o muy peligrosa. Sí creo que hay que hacer una mayor labor educativa en las categorías de rugby base para que ese conocimiento y asimilación se haga en edades tempranas, por lo que también tendría un mayor impacto cuando los jugadores llegan a las cotas más altas de las competiciones, como es jugar en tu selección nacional.
AP: Mucho se ha hablado este mes de decisiones interpretables por peligrosidad por impacto en ciertas zonas, tanto en expulsiones en el Seis Naciones como en el Europeo. Al final, ¿dónde está el límite de la interpretación en el arbitraje?
AN: El proceso es claro y personalmente creo que deja poco margen a la interpretación, ya que se valoran hechos y nivel de peligrosidad. La primera pregunta que nos hacemos como árbitros es “¿Ha habido contacto en la cabeza?” Si la respuesta es no, es fácil, juego. Si la respuesta es sí, entonces debemos determinar si es por una acción de juego sucio o por una acción accidental. No todos los contactos en la cabeza son susceptibles de ser sancionados, porque sigue habiendo colisiones fortuitas. Cuando nos movemos en el espacio de juego sucio, la sanción va a venir determinada por el nivel de peligrosidad de dicha acción, por lo que el árbitro puede decidir desde que sea sólo puntapié de castigo en una acción con bajo nivel de peligro, tarjeta amarilla o tarjeta roja si la acción es muy peligrosa. En ocasiones, los árbitros aplican factores mitigantes que puede disminuir en un nivel la sanción (nunca pasar de tarjeta roja a puntapié de castigo, por ejemplo). Esto es debido a que el rugby es un juego dinámico en el que los jugadores cambian de dirección, saltan, caen sobre un contacto, etcétera, por lo que ese contacto en la cabeza no se produce exclusivamente por una mala técnica en el placaje o en la limpieza del ruck, sino también por acción del portador. Es importante resaltar que en acciones que son siempre ilegales (como la carga con el hombro) no se aplican estos factores mitigantes por ser siempre una acción ilegal.
AP: Este año es el primero del Campeonato de Rugby Europe con video arbitraje. Sin embargo, siguen existiendo problemas técnicos e incluso de interpretación en las jugadas. ¿Por qué el TMO en este torneo no está siendo todo lo decisivo en la clarificación de jugadas dudosas que debería ser?
AN: La aplicación del TMO tiene cierta complejidad y no es una ciencia exacta. Requiere tiempo, entrenamiento y experiencia para hacer un uso óptimo de esta herramienta. No deja de ser como lo que experimentamos cuando comenzamos a arbitrar: el primer día tu nivel de acierto en la toma de decisiones es menor que cuando hemos dirigido 100 partidos. Entiendo el nivel de exigencia que existe, sobre todo cuando estamos inmersos en un proceso de clasificación para la próxima Copa del Mundo, pero también debemos ver la parte positiva que se haya comenzado a aplicar y dar tiempo a que el sistema ruede y se aproveche de una forma óptima.
AP: Al final, está claro que el arbitraje no puede atender todas las demandas de los jugadores que creen que el TMO le va a dar la razón en una jugada que le afecta. ¿En qué momento una árbitro se plantea que esa duda es razonable, a pesar de que su equipo arbitral esté inicialmente de acuerdo en lo contrario?
AN: Aquí tocas un punto crucial, la parte subjetiva o emocional desde la que se ve y analiza una jugada, donde muchas veces queremos meter la parte de “no hay mala intención... y por eso no debe ser roja”, por ejemplo. De nuevo, se juzgan hechos objetivos, tales como el punto de contacto, acción juego sucio, peligrosidad, factores mitigantes claros. Cuando el árbitro, asistentes o el propio TMO creen que hay evidencias para revisar una acción, se hace. La última decisión la toma el árbitro cuando tiene toda la información e imágenes, normalmente tras mantener una conversación con su equipo a 4. Y dicho esto, no siempre se toma la mejor decisión, los árbitros siguen siendo humanos y en esa toma de decisiones, hay también decisiones erróneas.
AP: Este año, Francia ha contado con los servicios de Jérôme Garcès integrándose en el equipo del XV del Gallo para preparar el Seis Naciones. ¿Cuáles son las áreas de mejora en el plano deportivo donde más puede aportar la experiencia del arbitraje?
AN: Estas acciones son muy positivas y van en ambos sentidos. Los jugadores y entrenadores tienen claras las directrices arbitrales, pero también para los árbitros es una excelente forma de entender mejor qué quieren conseguir los equipos, cómo trabajan técnica y tácticamente para ello; en definitiva, entender mejor el juego y cómo va evolucionando. Este continuo cambio en las dinámicas, estrategias y técnicas en áreas como el breakdown, la melé o el lateral, por ejemplo, es fundamental sean trabajadas por todas las partes que tienen impacto en el desarrollo de un partido (jugadores, entrenadores y árbitros) por lo que es muy positivo que se trabaje de forma colectiva.
AP: Se está viendo que las indisciplinas y la falta de concentración en el XV del León en sus últimos partidos están siendo determinantes en las tres derrotas consecutivas en este clasificatorio con más sanciones de las que serían deseables. ¿Qué consejo, como árbitro, darías a los jugadores del XV del León de cara a sus próximos compromisos y salir de esa inercia negativa?
AN: No creo que me corresponda aconsejarles. Creo que tienen un equipo técnico detrás que entiende mucho mejor que yo lo que afecta a este grupo en la toma de decisiones bajo presión. Visto desde fuera como espectadora, hay similitudes entre los partidos que empiezan con una dinámica positiva, de control y buena imagen que se diluye y cambia conforme el partido avanza. El porqué, de nuevo, sería muy aventurado por mi parte afirmarlo. Sigo creyendo que el grupo tiene mucho rugby y han demostrado que son capaces de desarrollarlo: sólo falta ser más consistentes durante los 80 minutos.
AP: Una de los fantasmas que aparecen en los foros de debate de vez en cuando es la asignación de árbitros cuyas uniones están involucradas en el torneo, como el caso del Seis Naciones y de los georgianos Nika Amashukeli y Shora Tevzadze o el portugués Paulo Duarte en el Campeonato de Rugby Europe. ¿Por qué crees que hay aficionados que han puesto en duda esa neutralidad que siempre acompañaba al equipo arbitral?
AN: En cada designación, en cada error arbitral, podemos ver algo oscuro dependiendo del cristal con el que miremos. Sigo creyendo en la integridad de mis compañeros árbitros, viendo un error como parte de la toma de decisiones bajo presión que hacemos como seres humanos. En casos muy concretos, podemos discutir sobre la idoneidad en las designaciones para evitar situaciones de conflicto de intereses, pero, en la mayoría de los casos, creo que vamos mucho más allá de lo que ocurre realmente en un campo.
AP: ¿Cómo valoras que los grandes torneos absolutos estén prácticamente todos dirigidos por equipos arbitrales de las potencias?
AN: A día de hoy es la norma, fundamentalmente porque tienen estructuras profesionales también a nivel arbitral que permiten que sus árbitros estén dedicados en exclusiva al arbitraje, por lo que es normal que haya claras diferencias con los árbitros amateur de países en desarrollo que tienen sus trabajos al margen del rugby. Aun así, hay casos de árbitros que llegamos y somos capaces de dirigir competiciones internacionales proviniendo de países fuera del tier 1, casi siempre, por una apuesta “arriesgada” de dedicación exclusiva, aunque la carrera suele ser más corta por seguir faltando ese marco de estabilidad a nivel profesional. Creo firmemente que hay que priorizar mejor al estamento arbitral en uniones tier 2 y 3, invirtiendo más y mejor en su desarrollo, porque, no nos olvidemos, son parte activa en el desarrollo del juego y de las competiciones. También hay que generar oportunidades y ventanas en competiciones tier 2 y tier 3, como puede ser el Campeonato de Europa de Naciones de Rugby Europe, dirigido por árbitros emergentes con talento de dichas uniones, ya que, si no generamos ese marco, será aún más difícil que lleguen a las competiciones internacionales de primer nivel.
lo que sí tengo claro es que seguiré con las botas puestas.”
AP: También la integración de otras uniones en los estamentos arbitrales es fundamental para un correcto desarrollo, y tú, en cierta forma, has sido pionera en ello. ¿Qué plan tiene World Rugby para desarrollar planes de formación de árbitros en uniones que puedan aportar calidad en el arbitraje a futuros torneos?
AN: Como comentaba antes, hay que priorizar el arbitraje más en la lista de las uniones y regiones. Y, por supuesto, hay que liderarlo desde World Rugby. Actualmente estamos realizando diversos programas de formación y capacitación a lo largo de todas las regiones para asegurar que aplicamos de forma consistente las mismas directrices en las diferentes áreas del juego, pero también para asegurar que detectamos el talento emergente proveniente de estos países emergentes y generamos las oportunidades para que se desarrollen dentro de las diferentes competiciones regionales e internacionales. Otro de los objetivos es abrir el pathway sin distinción de género, no limitando a las árbitras a competiciones internacionales femeninas, sino que las designaciones a todos los niveles sean por mérito y no por género. Ya tenemos varios ejemplos de compañeras que han dirigido competiciones de primer nivel masculino: Amy Perrett (Australia), Joy Neville (Irlanda), Aimee Barrett-Theron (Sudáfrica), Hollie Davidson (Escocia) y Sara Cox (Inglaterra), propiciando que ellas sean las referentes para futuras generaciones en las que se inspiren y sigan alcanzando las mayores cotas en el arbitraje.
Texto Álvaro de Benito Fotografías Cedida (1), Domingo Torres (2)
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