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El mejor partido, en el momento más oportuno


España jugó el mejor partido del campeonato justo en el momento en el que más lo necesitaba. No estaba en juego ya la clasificación para el mundial, pero sí el empezar a dar pasos firmes para tratar de derribar el status quo reinante en el REC tras el mundial del 2023. Se cumplió el objetivo y el XV del León peleará por el REC 2025 por primera vez desde el cambio de formato del torneo.

A continuación trataremos de desgranar los pormenores de una victoria muy necesaria para ir reconstruyendo un poco el ego de un equipo y de un staff que ya no solo tienen que pelear contra sus rivales, sino contra la propia idiosincrasia del rugby nacional. Un rugby español, que como dice el refrán aragonés, quiere tener siempre la bota llena y la suegra borracha.

Dominio total de las fases estáticas

España comparecía en Jamor con una delantera de nuevo inédita, en la que Bouza apostaba por dotar al paquete de un mayor dinamismo y de más capacidad de trabajo en el suelo y en la presión metiendo a Pichardie y Triki en los flankers y a un Foulds que resultaría vital en el desarrollo del juego en la segunda línea. Enfrente tenía a un pack portugués en el que a excepción de Begic y del ex de Alcobendas Vasco Batista, repetían los mismo nombres que vencieron con autoridad a Rumanía en Botosani.

La delantera española se mostró muy sólida en las estáticas durante todo el partido, incluso dominante en muchas partes del mismo. La melé española arrastró en varias ocasiones a la portuguesa y le sacó varios golpes en contra, en un dominio no visto hace mucho tiempo, que se tradujo en muchos puntos a nuestro favor materializados por el pie de Bontempo. Puntos que luego fueron decisivos para llevarnos la victoria. Con los balones propios bien asegurados se pudo construir posesión de calidad y opciones francas para salir de campo propio, y con el empuje de los balones del rival se limitó mucho  su capacidad para generar desequilibrio con sus movimientos de pizarra de la tres cuartos.

En los laterales el dominio fue total, ganando los alineamientos propios y recuperando muchos de los lanzamientos de una touche portuguesa calamitosa, impropia de un equipo de su teórico nivel. Todos pensábamos en que el touche-maul sería un arma importante pero al final no lo fue tanto. No se montó ninguna plataforma  que avanzara hasta zona de marca como tal, pero si que el buen desempeño en los laterales dio sus frutos en forma de puntos y metros ganados.

A los pocos minutos de empezar el trabajo en el lateral se vio recompensado. Una preciosa jugada de laboratorio se saldó con un saque a la segunda torre, que vino acompañado de un movimiento casi imperceptible a primera vista pero vital para el desenlace de la jugada, en el que Manex Ariceta abandona la primera torre para ir a proteger el flanco exterior del previsible maul, fijando al ocho portugués, el placador asignado a la posible ruptura cerca, que duda un segundo si meterse a parar al maul o salir a presionar y abre un espacio vital  por el que Nieto entra arrasando a los dos tres cuartos portugueses que se le ponen encima.

Superioridad en el juego abierto de delantera

Contra Georgia, en el central, la delantera española tuvo mucha posesión pero dentro de un contexto muy caótico, con jugadores entrando en parado, apoyos que llegaban tarde y mucha gente anulando líneas de pase en corto y en largo.

El sábado no fue así. Mucho más serena y engrasada, la delantera española carburó mucho mejor. Se chocó abajo y con apoyos, se presentó bien el balón y  se avanzaron metros casi siempre, pudiendo controlar el ritmo de juego y generando bastantes bolas rápidas para jugar fuera en superioridad. Mención especial para un Nieto inconmensurable, que siempre ganó metros y que generó infinidad de balones rápidos consiguiendo emplear hasta tres contrarios para pararlo.

Se volvió a jugar mucho en corto entre nuestras unidades de delanteros para fijar al placador y generar rupturas cerca del eje. Como novedad muy interesante, se utilizó incluso también ,con éxito, ese movimiento, tan sudafricano, de tener dos opciones de pase con delanteros planos entrando en carrera. Al generar muchas rupturas pudimos también jugar un buen número de offloads y de jugadas en continuación que hicieron mucho daño a la defensa portuguesa

Bien es cierto que tuvimos un porcentaje de errores de manejo más altos de lo recomendable, mitigados en parte porque no es lo mismo arriesgar y perder balones jugando delante la defensa con el rival atento a cortar las líneas de pase y con nadie detrás para corregir, que dentro de la defensa, con los portugueses más preocupados de reorganizar su primera cortina defensiva que de ir a por el balón y con muchos más españoles detrás de la pelota para recuperarla. Se puede decir que pese a que perdimos bastantes balones en errores no forzados, estuvimos bastante atentos para que no se tradujeran en opciones de ensayo portuguesas.

También corregimos ciertos errores con respecto a partidos anteriores en lo que a la conexión entre las unidades de delanteros y la segunda cortina ofensiva se refiere. Durante el torneo hemos estado intentando fijar cerca con delanteros para que luego el portador dejara balones colgados para el apertura o la gente que venía de atrás con escaso éxito. Se han perdido muchos balones así y frente a Portugal, un equipo que ataca mucho las líneas de pase y tiene mucha capacidad de ensayar en transición tras robo, había que tratar de limitar el riesgo. No solo se limitaron esas pérdidas si no que cuando se hicieron esos movimientos,  vía Ariceta y Pichardie, se acabó en ensayo o metiéndonos en zona de 22 rival.

La superioridad de nuestra delantera en los contactos y en el avance permitió no solo poder jugar bolas rápidas, sino generar situaciones francas de superioridad en las mismas, permitiendo dejar descolgados delanteros entre los tres cuartos para fijar defensores en los canales del 10 y del 12 o permitiendo dejar liberados en las zonas exteriores jugadores para apoyar a los alas y zaguero, con mención especial para un Foulds imperial en el despliegue durante todo el partido, que al más puro estilo del 1-3-3-1 importado de los equipos del sur, apareció  en varias ocasiones en las líneas de 5 metros para habilitar un ensayo a Minguillón , otro casi ensayo errado por avant de Titi sobre la línea y generar varias situaciones peligrosas más a nuestro favor. Buenas lectura de Bouza metiendo al jugador de Santboi en el campo, pues no solo se fajó como un segunda más, sino que permitió tener un cuarto tercera en el juego desplegado.

Podemos decir que todo el mundo tenía claro que cerrar el juego y tirar de delantera era la llave para poder competir y tratar de llevarse el partido. Pero no se podía hacer de cualquier forma. Rumanía trató de hacerlo en Botosani ,pero abusando del cabezazo más elemental y primitivo, y no funcionó. Había que avanzar con delanteros, si, pero había que hacerlo moviendo el árbol, generando incertidumbre y acelerando el juego cerca del eje para que sus terceras estuvieran más pendientes de parar a nuestros delanteros que de ayudar en la presión para que sus ¾ intentaran cortar nuestras líneas de pase en el desplegado. Se hizo y se hizo bien, y ese fue otro de los factores diferenciales para cimentar la victoria.

Hay que destacar, por encima de todo, el gran trabajo coral de toda la delantera española. Vivimos en un día de la marmota eterno en el que cada lunes que se publica la convocatoria nos llevamos un disgusto porque faltan fulanito, menganito y zutanito, y vemos en cualquier jugador del rival con etiqueta TOP14, PROD2  o incluso NATIONALE a la mismísima reencarnación de los colosos griegos. Al final, y salvando las distancias con la delantera georgiana, que es otro nivel, esto va de entrenar bien y  jugar con intensidad y concentración, porque calidad y físico tenemos de sobra para poder competir con cualquier equipo del REC.


 

Una tres cuartos que, por fin, pudo jugar

Apenas habíamos visto juego combinativo de nuestra tres cuartos este año. La necesidad de asegurar la victoria frente a Países Bajos por otros caminos, la ansiedad frente a Suiza y el caos ofensivo frente a Georgia nos habían privado de ver secuencias de juego reseñables de nuestros hombres de atrás. Nuestros alas habían ensayado, pero más fruto de juego en transición que de juego estructurado.

El sábado, gracias al trabajo de nuestros delanteros, por fin pudimos jugar “cuesta abajo”. Si bien tuvimos un número considerable de errores de manejo, la mayoría provenientes de pases en descarga, al igual que en delantera ,estos vinieron tras haber roto la primera cortina defensiva portuguesa, por lo que perdieron trascendencia al tener apoyos por detrás que recuperaran el oval. Vimos por fin movimientos interesantes. Vinuesa jugó tremendamente fácil, como siempre suele hacerlo, sabiendo ver cuando se podía jugar en corto y cuando podía dar pases largos saltando al primer receptor. Bontempo, inmenso en todas las facetas del juego, permutó posiciones con Vinuesa y Mateu constantemente para tratar de generar desequilibrio vía pase o vía ataque al intervalo. Mateu supo leer muy bien las superioridades fuera y generó posiciones francas para alas y zaguero que acabaron en sendos ensayos. Cian y Minguillón, especialmente este último, sublime en la definición, se movieron muy bien sin balón para generar superioridades en el lado opuesto.

Sin ser un día excesivamente brillante, nuestros tres cuartos pudieron generar por fin un volumen considerable de juego y supieron leer muy bien las superioridades y atacar por las zonas más débiles de la defensa portuguesa. En general, se tuvo más calma para poder intentar cosas. Se pudieron por fin utilizar a delanteros lejos del ruck, tanto intercalados para utilizarlos como señuelos como descolgados por fuera para transformar el juego horizontal en vertical, por lo que se pudimos ver en tramos del partido un juego más vistoso y menos machacón.

Ejemplo de esta buena lectura las superioridades fue  el primer ensayo de Minguillón, en el que el movimiento sin balón de Titi en en el canal del apertura fija a dos rivales y el pase de Bontempo anula a Martins, el último tercera que quedaba suelto barriendo desde dentro, para que se pudiera jugar un tres para dos en el ala.  Otros buenos ejemplos lo tuvimos en los diez primeros minutos de la segunda mitad, en los que tras dos buenos movimientos de balón de Ariceta y Pichardie fijando defensores y dejando el balón para Vinuesa en segunda cortina, toda la tres cuartos se incorporó para apoyar la circulación del balón por fuera, y junto con la presencia de Foulds, descolgado cerca la línea de lateral, posar un ensayo y casi casi otro de no ser por el Avant in extremis de Titi al posar sobre marca. En otro buen avance en la reanudación,  Mateu utiliza como señuelo a Titi en el canal del 12 para dar un pase a Bontempo que estaba en segunda cortina con mucho espacio para correr y jugar con Triki, descolgado sobre línea de 15, que avanza muchos metros en el contacto, generando un situación franca, que lamentablemente acaba en pérdida de posesión pero que gana muchísimos metros.

Una buena utilización y gestión del juego al pie y aéreo

Había mucho miedo, bien fundado, en la capacidad de contraataque de Os Lobos tras la recepción de nuestras patadas. Había que tratar de no dar patadas a tierra de nadie y poder presionar bien a los receptores. Y el objetivo se cumplió.

Bay, en uno de sus días más sobrios y consistentes en la dirección del Juego, en el que ejerció más de canalizador del mismo que de protagonista, fue nuestro principal ejecutor para salir de campo propio. La salida al pie con patadas en la caja suele tener tantos defensores como detractores. Si se convierte en un recurso recurrente, como el sábado, puede incluso llegar a desesperar a muchos. Pero lo cierto es que el sábado fue un recurso que cumplió con su cometido. 

Las salidas al pie desde el punto de encuentro permitieron no arriesgar el balón innecesariamente y tener disponibles a muchos  jugadores para presionar sobre el receptor. A diferencia de salir desde el apertura, con más gente delante que detrás del balón, la salida desde el 9 permitió tener habilitados a más jugadores para presionar al receptor, destacando Minguillón, Pichardie o Triki por encima del resto en su labor de presionadores y placadores. Casi siempre que se salió al pie se salió hacia zonas comprendidas entre línea de 15 y lateral, sobre las que se pudo ocupar bien los espacios y presionar rápido para anular cualquier opción clara de contrataque portugués.

Sobre el juego al pie portugués también estuvimos bien pertrechados. Siempre atacamos el balón y casi nunca corrimos hacia atrás a por él. No generamos contrataques peligrosos pero no perdimos ninguna posesión y siempre tuvimos apoyos para proteger al portador cuando en vez de devolver la patada optamos por correr con el balón en la mano. 

Mejora defensiva, pero con asignaturas pendientes

La defensa está siendo la gran asignatura pendiente este REC. La primera fase del torneo puso en el foco las deficiencias de la estructura defensiva de Bouza. Poca contundecia en los placajes, poco combate en suelo, poca protección de los aledaños de los puntos de encuentro y una presión y una defensa en barrido bastante deficientes hacían temer lo peor frente a un oponente, que si bien no se había mostrado correoso ni agresivo en el juego cerrado, si que tenía capacidad para aprovechar el desorden cerca del ruck y de generar mucho volumen de juego por fuera, peligroso en cantidad y en calidad para un entramado defensivo tan aparentemente débil.

Apoyado en una mejora sustancial en el juego en el suelo ,que ralentizó las posesiones portuguesas, el equipo pudo recircular mejor a sus piezas para ejercer más presión sobre la salida del balón portuguesa. Se protegieron los pies de los agrupamientos y se presionó mucho más sobre el primer receptor. Pudimos ver como se cerraba en abanico sobre los canales del 10 y del 12, con unos flankers y un Bontempo muy efectivos y muy contundentes en la presión y el placaje, y como se cortaba la circulación del balón hacia afuera, cortocircuitando el plan portugués y generando muchos errores no forzados. Ahí el equipo se volvió a sentir cómodo sin el balón.

En el debe, decir que cometimos un número considerable de indisciplinas en el suelo, y que no pudimos ser contantes en ese orden y esa presión durante todo el partido. Cuando nos quedamos con uno menos por la amarilla a Ariceta, Portugal, ante su manifiesta inferioridad a la hora de construir juego con sus delanteros, optó por generar desorden moviendo el oval por todo el campo con sus tres cuartos. Ahí lo pasamos muy mal. Perdimos la posesión y comenzamos a correr de lado a lado sin apenas presionar a los portadores. Durante diez minutos Portugal se nos metió hasta la cocina a base de correr en diagonal, fijar, pasar y jugar en descarga evitando los puntos de encuentro sin que nuestros jugadores fueran capaces de ralentizar el ritmo de ataque rival. Ahí volvieron a salir nuestras carencias. Placajes poco contundentes y gente corriendo de lado a lado sin orden ni concierto.

Nuestras principales carencias en placaje, presión y reorganización salen claramente a la luz en tres de los cuatro ensayos lusos, que pasamos a detallar a continuación:

La primera marca de Diogo Rodrigues es un fallo clamoroso de coordinación y placaje. Tras una secuencia de juego de delantera portuguesa, el balón se encuentra debajo de palos disponible para Hugo Camacho. La defensa española recircula bien hacia afuera y opta por un barrido con presión bastante homogénea para no abrir huecos cerca y que Portugal se encierre en el ala. El plan sale bien y el movimiento portugués acaba con el ala encerrado contra Feta y Cian, pero falla estrepitosamente en el último momento, en el que solo bastaba que Feta retuviera un segundo con su movimiento a Rodrigues para que Cian, que llegaba bien, lo parara. Ahí feta va rapidísimo a por el ala y se lo come, y Cian, que llegaba en posición franca al placaje de entro hacia afuera, también va al suelo, convirtiendo un 1 contra 2 en un ensayo portugués con el ala fintando hacia adentro por la mala coordinación de sus dos defensores más cercanos

El ensayo de Storti y el segundo de Rodrigues vienen por el mismo tipo de deficiencia en la presión y en el barrido. Portugal consigue dos balones rápidos en los que no hay delanteros que ayuden en la presión y en el barrido por detrás y la línea defensiva presiona y bascula muy tímidamente y muy despacio, facilitando el movimiento portugués hacia las zonas exteriores con pases simples y dejando espacio a los alas para correr por fuera. Unidos todos estos factores a dos intentos fallidos de placaje por parte de los alas a su par portugués, el resultado son sendos ensayos para os Lobos.


 

Por resumir y concentrar en unas pocas líneas nuestro desempeño defensivo, podemos decir que se mejoró en la defensa cerca de los agrupamientos y que eso permitió menos bolas rápidas del rival. También podemos decir que fuimos más contundentes en el placaje, principalmente en los canales cercanos a los puntos de encuentro y más tímidamente en los canales exteriores, pero que seguimos teniendo problemas en la reorganización tras bolas rápidas. Ahí seguimos dando prioridad casi obsesiva a que no nos entren por dentro pero pagamos un precio excesivo, y es que convertimos en opciones claras de juego por fuera situaciones en las que el rival no tiene una superioridad numérica abrumadora.

Por todo lo bueno y pese a todo lo malo, el XV del León pisará en dos semanas, por primera vez desde que se estrenó el nuevo formato de torneo, la final del REC. Esta segunda plaza iguala ya nuestra mejor clasificación histórica. Lo que se pueda hacer y lo que se pueda competir contra Georgia está por ver y dependerá de muchos factores, pero hay que poner en valor la capacidad del grupo para reponerse del ruido y de la carga emocional de la primera fase y volver a una línea de juego y trabajo sólida y competitiva.

 

Texto: Víctor García / Fotos:  FERugby

 


 

1 comentario:

  1. Crónica post partido muy instructivo para los que sabemos menos de este deporte. Lo mejor sin duda la delantera y las fases estáticas. Ahora a por Georgia, que será otro partido totalmente distingo.

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