NOVEDADES

España compite, pero se bloquea y no aprovecha sus opciones contra Georgia (19-25)


Si hoy no ha ganado el XV del León a Georgia ha sido, en gran parte, por la ansiedad en los últimos diez minutos. Podría ser así de tajante y, con barniz subjetivo, claro está, no estar muy lejos de lo que ha acontecido hoy en el Central madrileño. España debutaba en el clasificatorio mundialista frente a unos Lelos que llegaron como líderes en solitario de la clasificación y que se van ampliando su ventaja a merced de su victoria por 19-25, lo que deja a España con un punto bonus defensivo que sabe más a premio de consolación que a un punto valioso que, tal y cómo andan las cosas, lo puede ser al final del agregado.

España salió con ganas de jugar, acuciada por el parón de la primera jornada donde descansó y, sobre todo, con ganas de reivindicarse ante la favorita para alzarse con Europa 1. El guion de la primera parte empezaba como habían empezado muchas precuelas de estos enfrentamientos, con un ensayo prematurísimo de Jalagonia que transformó Abzhandadze para poner el 0-7 cuando apenas se habían disputado unos minutos de juego. Sin embargo, el XV del León no se desubicó y volvió quizá más centrado en su idea de no dejar escapar el partido tan pronto. Gimeno -que posee, y hoy lo ha demostrado, una visión de juego espacial asombrosa-, cedía el balón a Barthère que propició un balón franco a Linklater para ensayar e igualar, con posterior transformación de Güemes, el partido inmediatamente. 

Pasados estos minutos de intensísimo prólogo, el partido pareció estancarse fruto de la igualada lucha entre ambos conjuntos, a lo que también sumó la aparición de significativos errores a la mano y demasiadas indisciplinas en el juego. Santos se desgallitaba desde el andamio del Central pidiendo más disciplina, que sería la clave para acometer un juego que, cuando se abría, parecía que podía tener más rédito. Por una vez, parecía que el juego de delantera no sería tan determinante, sensación que se vio reforzada cuando la igualdad se deshizo con un Abzhandadze aprovechando esas indisciplinas españolas, para que, en el último tramo de la primera mitad, Güemes respondiera con el mismo guion.

La segunda parte comenzó con más infracciones, una de las cuales permitió ponerse al XV del León por delante del marcador por primera vez. Con el 13-10 parecía que podría llegar cierta confianza que mitigase los errores que, hasta entonces, se habían producido. Sin embargo, casi sin tiempo para disfrutar del liderazgo en el marcador, Sharikadze posaba el segundo ensayo georgiano tras una posible bloqueo al límite de lo legal (así lo entendió el árbitro, que concedió los cinco puntos). Abzhandadze erraría la transformación, pero en la siguiente oportunidad, con un nuevo golpe de castigo por indisciplina española en la defensa, aumentaba el marcador hasta el 13-18.

Un golpe pasado por Linklater hacía que el partido entrase con un parejo 16-18 en los veinte minutos finales, el tiempo temido por casi todos los rivales de Georgia. En ese periodo, conocido por la vigorosidad georgiana de una delantera que sumaba fuerzas con los cambios, los Lelos no faltaron a la tradición y ampliaron el marcador aprovechando los errores en la defensa española, enfrascada a veces en asumir riesgos innecesarios: Bregvadze sería quién posase el tercer ensayo georgiano. 

Con el 16-25, España se lanzó a por todas sus opciones de mitigar el marcador negativo. Lo primero era asegurar un margen de confianza para poder jugar con opciones reales y, al mismo tiempo, amarrar el bonus defensivo. Linklater redujo la distancia a 6 puntos con un nuevo golpe, suficiente para cuamplir la primera misión y dejar el resto en los últimos diez minutos, con un Futeu entregado en sus incursiones por el centro y un incombustible Gavidi. Durante ese tramo final del partido, Georgia no parecía estar muy centrada, y concedió varios golpes de castigo que fueron uno tras otro a la línea de banda para intentar explorar una jugada de maul que se había negado a aparecer de forma eficaz durante el encuentro. Los Lelos seguían regalando la pelota, pero los intentos españoles, uno tras otros, no fructiferaban. Parecía que la ansiedad se hacía con el XV del León, que veía como sus esfuerzos acababan siempre sin premio, la mayoría por errores en los pases o por no guardar la pelota antes de iniciar ataques efectivos. Sirva como ejemplo lo poético de la última jugada, donde la pelota desaparece por la línea de banda en el pase a la mano definitivo, epílogo de un partido que deja un valioso punto en el casillero de España y un sabor un tanto amargo.

 

 Texto  Álvaro de Benito   Fotografía   Walter Degirolomo / FERugby

 

 

No hay comentarios