Once claves que nos deja este Mundial
Tras la finalización de la fase de grupos del Mundial de Inglaterra, la competición arroja varios puntos clave que nos permiten analizar el grupo y rendimiento de Las Leonas y del cuerpo técnico, pero también las dinámicas del rugby moderno y de estrategias que dan sus frutos y la situación española en todo esto.
La mejor preparación y escenario
Las Leonas habían llegado a Inglaterra con la, supuestamente, mejor preparación de su historia. Becas que cubrían básicos, concentraciones y una gira japonesa a la medida, pero también un planteamiento técnico continuista que ha impedido la ruptura total y comienzo desde cero que supone un cambio generacional como este. No siempre las herramientas económicas o de competición son las que garantizan la mejor preparación; hay otro tipo de instrumentos que no se han entregado para que las previas se traduzcan en positivo.
Rivales en el mundo de la imagen
Que a España le tocase en el sorteo a Nueva Zelanda fue un doble regalo, y también una trampa. El doble regalo recayó en una plantilla a la que enfrentarse a la vigente campeona del mundo es una bendición deportiva, pero sobre todo se conformó como un escenario ideal para esa esencia folclórica y romántica que supone cualquier selección neozelandesa. La trampa, pensar que la exposición mediática y labrar una buena actuación frente a las Black Ferns no iba a suponer un desgaste enorme que acabaría pasando factura para los dos partidos que España podía ganar. Los cambios en delantera frente a Irlanda pueden llegar a hacer sospechar que el objetivo frente a Nueva Zelanda de la imagen era prioritario al de optar a un buen rendimiento e, incluso, soñar con los cuartos.
Un buen grupo de instrumentistas
Las Leonas han planteado en cada uno de sus tres partidos una ejecución muy correcta de la partitura que les han dado. Más allá de la capacidad técnica que han demostrado, ha existido constantemente una entrega y capacidad de sacrificio innegable, complementando sus aptitudes con actitudes necesarias en la alta competición. Este grupo, el más joven del Mundial, es un grupo de instrumentistas de futuro, con el que crecer con las correcciones adecuadas y fomentando y potenciando su valor y capacidad reforznado, también, todo eso más allá de nuevas soluciones técnicas necesarias.
Planteamientos tácticos
En los análisis que Víctor García ha ido publicando tras cada partido podemos entrar en detalles técnicos. Si hubiera que resumirlos, la visión más compartida es que España ha salido mayoritariamente a defender como premisa, y a atacar cuando se diera la circunstancia. Los placajes y el trabajo de delantera que lleva la firma de Miguelón han sido las mejores armas. Obviamente, cuenta cada rival, pero bien por activa o por pasiva, pero la sucesión de acontecimientos que se han visto ha destapado una carencia de planteamientos ofensivos y de herramientas que han mermado la capacidad y actitud de nuestras jugadoras abocadas a una ejecución, casi exclusiva, de unos planteamientos enormemente defensivos.
Tres selecciones
González Marruecos ha dispuesto tres equipos completamente distintos en cada cita. Nueve cambios en el segundo y siete en el tercero quizá sea un número elevado de trueques como para conformar una dinámica habitual con jugadoras, sobre todo en delantera. Y, obviamente, de conformar un bloque de referencia. Las lesiones, pero sobre todo la mala gestión del esfuerzo (y el rédito) en el primer partido, pasaron factura en la valoración total que se puede hacer del planteamiento técnico.
Bimba y los detalles
Más allá de la capacidad técnica o no, las decisiones de González Marruecos tuvieron en el último partido un nombre claro: Bimba Delgado. La capitana, que ha superado el medio centenar de internacionalidades, se quedaba fuera de la convocatoria y no podría decir adiós a su etapa con la selección sobre el terreno de juego. Decisión técnica o no, si se premia todo en un mundo de imagen y simbología, quizá no hubiera estado de más que tanto ella como Puig hubieran estado ahí. Otra cosa es lo que de reivindicación de cada parte se esconda.
Visión comparativa
España ha vivido una situación de partida similar a la de Sudáfrica y Japón. Estas tres selecciones, a las que no por casualidad World Rugby ha emparejado en enfrentamientos habituales en los últimos tres años, marcan la comparativa y referencia entre ellas. La certificación del desarrollo y crecimiento de las tres en esta Copa del Mundo ha sido diferente. Mientras que Sudáfrica se ha disparado hasta los cuartos de final, algo impensable hace unos años, Japón ha cosechado una victoria significativa frente a España. Ese significado es relevante en la continuidad de la comparativa con las niponas: España encadena cinco derrotas de cinco frente a Japón en los últimos dos años y no acaba de saber cómo frenar un juego quizá más adecuado al rugby femenino moderno.
La caducidad del asunto del Seis Naciones
Irlanda, otro partido ganable para España, está en cuartos de final. Quizá junto con Gales e Italia, esta sea la referencia que tienen Las Leonas en Europa en su prgreso. La cuestión frente al XV del Trébol es que fue un partido que se pudo ganar, pero que acabó con derrota por decisiones técnicas, y no de esfuerzo o entrega. La que sigue siendo la última selección del Seis Naciones a la que ganó España, no hace tanto, vuelve a ampliar su diferencia con Las Leonas. Accesoriamente, viendo el rendimiento de Italia y Gales, que se va de vacío también, queda patente que la disputa regular del Seis Naciones ya no garantiza nada en un rugby femenino global en el que selecciones como Fiyi, Japón y Sudáfrica avanzan a pasos agigantados sin una competición regular al supuesto nivel del Seis Naciones.
Un presente a demasiadas velocidades
Este Mundial, tras su fase de grupos, está poniendo sobre la mesa un mundo a varias velocidades. Inglaterra y Nueza Zelanda, que ahora mismo no tienen más competencia que entre ellas cuando toca, marcan un ritmo inalcanzable para un grupo de perseguidoras que lidera Francia y Canadá. Debajo, el resto. Incluso Irlanda, quinta del ranking, sufre para ir a esa velocidad. Por otro lado, Sudáfrica ha expuesto una estrategia muy válida para meterse en la élite del rugby. En el caso de España, la sensación es que la progresión que existe quizá sea insuficiente para la adaptación a estos escenarios.
Visión resultadista
Los términos absolutos que arrojan los datos de la participación de Las Leonas en este Mundial son demasiado severos. Tres derrotas en tres partidos que se traducen en que, por primera vez en su historia, España se va sin conocer la victoria en las siete Copas del Mundo que ha disputado. Además, con el total de los enfrentamientos de la fase de grupos concluida, España acaba antepenúltima del Mundial, su peor resultado histórico e igualando su peor puesto ordinal (en 2017, con José Antonio Barrio “Yunque”, España fue también antepenúltima, pero de 12 participantes y ganando a Italia en la fase de grupos). Además, la derrota contra las niponas sitúa a Las Leonas en el puesto 14º en el ranking de World Rugby, el más bajo de su historia.
La apuesta continuista
Con la decisión de nombrar seleccionador a González Marruecos en 2022 se firmaba una apuesta por el continuismo evidente. Quien ratifica su cargo, Barrio “Yunque”, que a su llegada como director deportivo de la RFER sí que consideró que la reforma en el masculino debía hacerse integral, cree que el hasta entonces su segundo era válido para reflotar una selección mermada en lo anímico tras su no clasificación al Mundial de Nueva Zelanda. El actual seleccionador ha tenido por delante tres años para dar una impronta personal que diera garantías a Las Leonas para competir en el más alto nivel. Por mucho que aluda a la suerte, quizá la realidad es que no haya podido abrazar todo lo que ese nuevo rugby demanda. Y lo más doloroso, probablemente, es que tampoco le haya proporcionado a un grupo tan de futuro como es el actual de Las Leonas lo que ese transitar por la alta competición actual requiere.
Texto: Álvaro de Benito / Fotos: Javi Alonso/RFER y Morgan Harlow/WR.



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