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¿Y ahora qué hacemos?


El sábado el rugby español se dio una bofetada de realidad. Ya no tanto por la derrota, dolorosa por sí sola, como porque se perdió contra Portugal. La horma de nuestro zapato. El modelo supuestamente opuesto, el de amateurismo y cantera, el que renunció varios años a su legión francesa para reconstruirse (o al menos ese es el relato que obvia luchas intestinas), el que cada año amarga a nuestros Sub 18 con 10 victorias en 13 partidos y a nuestros Sub 20 con tres triunfos consecutivos en las finales del Europeo. ¡Si hasta llevaban en el pecho el patrocinador con el que el XV del León soñaría!

¿Es un fin de modelo? No lo creo, o al menos no pienso que sea lo adecuado pues el rugby español en el corto plazo no puede sostener otro tipo de selección sin perder competitividad de forma dramática, lo cual repercutiría en ingresos por patrocinio, ayudas de World Rugby, rivales en test match, taquillas... Un círculo vicioso, vaya. ¿Es un fin de ciclo? Probablemente, pero deberíamos afrontarlo con la mayor calma posible si no queremos hacernos aún más daño. 

Quizá lo peor de la situación en que se encuentra el XV del León es que aún no está muerto, sino sólo gravemente herido. Con cero victorias en tres partidos prácticamente necesita seis triunfos consecutivos para ir al Mundial 2023. Y aunque este equipo y este staff han demostrado ser capaces de ganar esos partidos, las sensaciones dejadas en este mes de marzo no invitan a ser optimistas. Incluso si se solventaran algunos de los graves problemas en defensa observados, recuperáramos lesionados y Santos se olvidara de algunos de sus discutibles experimentos, este XV del León no está exento de algún tropiezo por el camino, pues la realidad es que estamos al mismo nivel que nuestros rivales y por lo tanto se puede perder. Pero ya no nos lo podemos permitir.

Ferraz debe por lo tanto sentarse y valorar la situación para tomar una decisión más en clave estratégica que deportiva. ¿Echamos el resto con una generación de jugadores que morirá en 2023 pase lo que pase o abonamos el terreno para un futuro que se antoja complicado? No podemos perder de vista que Alfonso Feijóo tiene asegurada la presidencia de la FER hasta 2024 y siendo su último mandato cuenta con un margen de maniobra envidiable, pero al mismo tiempo sufrirá presiones tanto externas como internas, con gente de su equipo deseosa de posicionarse ya de cara a las elecciones.

Lógicamente muchas miradas apuntan a Santiago Santos. El seleccionador nacional es además máximo dirigente deportivo de la federación. Sobre él recae la responsabilidad no sólo de obtener buenos resultados sino de guiar a todo el rugby español en una misma dirección y formar jugadores capaces de aplicar sobre el terreno de juego ese plan. Es absurdo negar que ha sido artífice, junto a su staff, de una de las épocas más brillantes del XV del León. Pero en el día D a la hora H se ha fallado. Y ha sido un fallo multifactorial: ni se ha jugado como se quería, ni hemos tenido los jugadores para ello a pesar de contar con uno de los mejores planteles de la historia sobre el papel.Tras ocho años en el cargo no se puede apuntar en otra dirección.

¿Quiere decir eso que Santos está abocado a la dimisión? Esa es una decisión personal y sabemos que su cese no se va a producir por la confianza máxima que Feijóo siempre ha tenido en su gente. Personalmente quien escribe estas palabras considera que Santos puede aún ser útil a la FER y el XV del León, pero con fecha de caducidad. A nadie le conviene una Guerra Civil. España necesita una transición lo más tranquila posible, intentar tímidamente la machada mundialista mientras vamos allanando el terreno y despidiendo con honores a algunos jugadores que bien se merecen decir adiós a nuestra camiseta con público en las gradas. Pero teniendo todos claro el futuro a medio plazo y con la FER sondeando el mercado por si aparece una oportunidad interesante para nuestro banquillo.

No falta quien pide la llegada de un entrenador extranjero que nos guíe y no es mala idea que alguien venga de fuera, abra las ventanas y sepa con otra mirada qué falla. Pero los buenos entrenadores, aquellos con nivel y compromiso como para instalarse en España, no se encuentran en dos meses. Cualquier otra cosa que no sea ver a Santos, o sus asistentes si éste no se ve con fuerzas para continuar, frente a Rusia y Bélgica en julio será un error. España necesita una figura a lo Claude Saurel o Milton Haig en Georgia o a lo Eddie Jones en Japón. Y esa gente no está en su casa esperando nuestra llamada, hay que encontrar el momento adecuado y tener nuestra casa con el mayor orden posible para que cuando lleguen no se la encuentren en llamas. Por no hablar de dinero, claro: los 80.000 euros que cobra Santos por encargarse de todo (selección absoluta, dirección deportiva, categorías inferiores) no dan ni para pipas a nivel internacional. Habrá que hacer llamadas a World Rugby y evitar que nos endosen al primero que pase por su puerta en lugar de a quien consideremos realmente conveniente para nuestro futuro.

Y si de verdad queremos embarcarnos en un proyecto serio a medio y largo plazo, Feijóo no tiene otra que llamar también a Valor de Rugby, como máximo exponente de laoposición existente en el rugby español. ¿Por qué? Pues para evitar un nuevo ridículo como el de 2012, cuando ninguno de los candidatos a suceder a Mandado quería contar con Régis Sonnes. ¿Qué clase de entrenador de nivel va a querer venir a España sin garantías de seguir en el cargo y mantener la confianza de la dirigencia pasado 2024? Es muy fácil pedir la cabeza de Santos tras este fracaso, pero cambiar de seleccionador implica un proyecto común y de amplio consenso difícil de implementar con el cainismo reinante en el rugby español.

 

 Texto  Valerio Orive   Fotografía  Domingo Torres


 

1 comentario:

  1. Si puedo hacer un aporte; les diría que la clave no está en el entrenador extranjero (que muchas veces soluciona las cosas pero a corto plazo, cuando se va se retrocede..). La clave, en mi opinión está en los clubes (la base) que son los que sustentan el rugby profesional (la cima de la pirámide).
    No hay que cometer el yerro de Italia (compró jugadores/nacionalidad) y no logra desarrollar el rugby de clubes.
    Que se necesita: Primero tener clubes; y luego vivir la vida de club, vivir en el club, conocer a los referentes de los clubes, aportar desinteresadamente, tiempo, pasión, dinero, etc; hacer amigos, hacer tercer tiempo y luego después de años.., el seleccionado será el reflejo de todo eso y el "éxito" deportivo llegará solo.

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