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Hansenazo


Dicen que una imagen vale más que mil palabras. En Periodismo se estudia Fotografía, y más allá de la técnica, se estudia también la foto, el objeto, el mensaje que transmite. La FER publicaba el recuento definitivo con la imagen que ilustra este artículo. En ella, los tres candidatos se desnudan con sus caras. De izquierda a derecha, Patricia García no acaba de estar contenta con lo que ve (u oye) y muestra algo de decepción en un fugaz gesto antes de darle la enhorabuena al ganador; Iñaki Vergara se sume, brazos cruzados, en un lánguido pensamiento pesimista, lejos de sus cuentas; Juan Carlos Martín, Hansen, mira al frente confiado, con gesto corporativo y de seguridad, la misma que le otorga esos 50 votos con los que hoy ha ganado las elecciones a la FER.

Sería este un buen resumen visual del final de este trayecto, el de una campaña agotadora e intensa que ha mantenido en vilo hasta el final al rugby español. No creo que nadie pensase que, con tres candidatos y 67 votos a emitir, hubiera una opción que sacase mayoría absoluta. Sin embargo, ese camino hacia la segunda vuelta que parecía inevitable si las matemáticas de cada uno hubieran sido ciertas, no se ha recorrido. 50 votos de 67, con tres candidatos, es una hazaña, pero, sobre todo, una declaración de intenciones de unos asambleístas que han optado por la opción más rupturista de las tres, apuntando a que solo una tabula rasa puede salvar el embrollo institucional.

Hansen ha conseguido lo a priori imposible, un hansenazo en toda regla. Desde 2004, con los 54 votos que obtuvo Mandado frente al malogrado Kote Olaizola, nadie había superado o igualado los 50 votos. Hasta hoy. Y con más mérito si cabe, ya que el hecho de que concurrieran tres candidaturas lo hacía más difícil. Este resultado transmite la apuesta masiva de la Asamblea a una candidatura que debe ver ese apoyo como una confianza casi total en su proyecto. 

En principio, la reconstrucción que pretende llevar Hansen tendrá menos obstáculos de los esperados con ese 74,6% de los votos emitidos con su nombre. Es decir, la labor no irá tanto por convencer a ese 25,4% restante, dividido aritmética y exactamente entre las candidaturas de García y Vergara, sino a convencer a esa representación de tres de cada cuatro asambleístas, y extensible al 100% del rugby español, de que se ha acertado. Y eso es importante: los esfuerzos se centrarán desde ya en el trabajo más real y menos político. 

La realpolitik deberá asentarse en una FER en horas bajas. O debería. Las elecciones ya han pasado, y cualquier poso ideológico -si es que en todo esto existe la ideología como tal- deberá dar paso urgentemente al pragmatismo, aquel que se enfoca en sacar esto adelante de la mejor manera y más eficaz. Porque todos necesitamos ya pasar página, y tenemos que hacerlo sin que Ferraz se convierta en una Sacra de San Michele, aquella abadía de El nombre de la rosa en el que cada vez que se pasaba una página de un libro, alguien de la trama caía. Quién sabe. Quizá el consenso que muestra este hansenazo sea suficiente en estos próximos años para evitarlo.


 Texto  Álvaro de Benito   Fotografía  Twitter de FERugby



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