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Debilidades, fortalezas y argumentos de cada federación ante la negociación por las sanciones contra Rusia


Tras la decisión de World Rugby de excluir temporalmente a Rusia de membresía y de las competiciones internacionales a la Federación Rusa de Rugby y a todas sus selecciones y conjuntos, ya sabemos que el escenario 0 de los seis que os planteábamos el domingo no será posible. Ahora quedan cinco probabilidades, aunque la quinta es harto improbable (¿quizá retrasar la decisión tras el España-Portugal y ver?), por lo que la decisión final sobre el clasificatorio mundialista y sobre el Campeonato de Rugby Europe se va a reducir a deducir total o parcialmente los puntos obtenidos contra Rusia o a dar por ganados 28-0 todos los partidos contra Rusia en 2022 o en el agregado de 2021 y 2022.

Ante este panorama, e independientemente de quién juzgue qué, las cuatro federaciones involucradas directamente en la obtención de las plazas Europa 1, 2 y 3, es decir, Georgia, España, Rumanía y Portugal, comenzarán a jugar sus bazas. ¿Cuáles son estas bazas? Analizo varias de esas fortlezas, debilidades y argumentos de cada uno (por orden actual de clasificación mundialista).

 

Georgia, por el lado del Europeo

Los Lelos mantienen la posición más ventajosa en cuanto a la clasificación mundialista, ya que tienen un colchón suficiente, solventaron su primer partido contra Rusia con victoria y no ha disputado todavía el de vuelta. 

Sus fortalezas radican en su posición deportiva e institucional, siendo la selección masculina con más proyección, junto con Fiyi y quizá Uruguay, de cara a mirar hacia arriba. World Rugby no haría nada que perjudicase la presencia de los caucásicos en el Mundial. Prácticamente no cuenta con ninguna debilidad en la negociación. 

Sus argumentos pasarán por este Campeonato de Rugby Europe, en el que disputará, ya sí, un partido menos que el resto y, además, cosechó un empate con Portugal. En esta situación, a la federación georgiana le da un poco igual la decisión, porque, siempre que se le otorgue lo mismo que a Portugal y España en 2022 (y eso sucederá sí o sí), no tiene mucho más que perder que la posibilidad de que todos hayan disputado los mismos partidos del REC que ellos en 2022, y eso ya habría ocurrido.

 

España, la que cojea en las altas esferas

La selección española es, claramente, la que más perjudicada sale en cualquiera de los escenarios que atañen a la suma total de 2021 y 2022. Todo lo que no pase por unas medidas que solo incidan en 2022, será dejar de depender de sí mismos, ya que habría que esperar una derrota de Rumanía contra Georgia y que España sumase, mínimo, 6 puntos, lo que obligaría a sumar en Tiflis en la última jornada.

Sus áreas fuertes, prácticamente, se ciñen a la mejora de este último año, aunque los tres primeros partidos de 2021 vayan en su contra. También podría llegar a jugar a favor con ese autoconvencimiento de que en 2018 fueron atracados, aunque tanto su posición institucional y aparente poco peso internacional como el que Rumanía, al final, también fue excluída de Japón 2019 contarían como claras debilidades.

Sus argumentos pasarán por no tocar 2021, argumentar que es un torneo ya cerrado y que, a pesar de que el clasificatorio es un sumatorio de las dos temporadas, no deberían tocarse esos cinco puntos de Madrid, y mucho menos que se equilibrase la derrota rumana en Rusia. Además, podría decir que ellos (y Rumanía), han tenido más desgaste con un partido que Portugal no tendrá. Que se deduzcan o se den por ganados 28-0 los enfrentamientos contra Rusia en 2022 no varía la lucha entre España y Rumanía, pero si que tendrán que indicir en que su opción es deducir todo el 2022 frente a Rusia, ya que la victoria por 28-0 mete de lleno a Portugal en la lucha por todo.


Rumanía, quien corta el bacalao

Rumanía es la que más posibilidades tiene de ganar con todo esto. Solo el escenario de tocar 2022 y no la suma del total les deja igual (ni siquiera peor). Rumanía dependería de sí misma si se aplican sanciones en el agregado.

Sus fortalezas pasan, ineludiblemente, por su influencia en World Rugby, donde tiene puesto en las altas esferas, y en Rugby Europe, cuyo presidente es rumano. En ese aspecto, debilidades tiene pocas o nulas. Quizá alguien pueda ver que en 2018 también fueron descalificados a pesar de todo, pero aquella decisión salomónica debe ser vista así, salomónica.

¿Qué argumentos podría esgrimir Rumanía? Pues que ellos tuvieron que ir a jugar un partido duro y fuera (y lo perdieron), lo que alteraría la competición del clasificatorio. Por esa simple razón, Rumanía luchará por obviar cualquier acción que se ciña exclusivamente a 2022 y luchará por que se toque 2021, sea en forma de deducción o de 28-0. Ambas opciones le valen para superar a España y depender de sí mismas.


Portugal, al acecho

Portugal ha asaltado el Campeonato de Rugby Europe con su empate frente a Georgia, un hecho que le permite seguir vivo tras su derrota en Rumanía. Es, junto con Georgia, la selección que todavía no ha jugado contra Rusia en 2022, por lo que todo girará en ver cómo solventar esa fecha menos (y que ya no va a tener) para que el partido contra España sea su gran final.

Si Portugal tiene un punto fuerte es que ha logrado un equipo sorprendente pero con un trabajo detrás encomiable. Su posición en las instituciones internacionales ha subido (los nuevos criterios de elegibilidad vinieron de una propuesta suya). En este sentido, y con muchas voces aupando a Portugal como el claro ejemplo de que la expansión a 24 equipos en el Mundial es necesaria, su voz podría ser escuchada con otros oídos.

Sus argumentos radican, sobre todo, el que le quedarían solo 5 puntos por disputar, frente a los 10 de Rumanía y España. Así, la única opción es aprovechar ese argumento (que ya no es tanto, porque ya está claro, tras la decisión de World Rugby, que Rusia no volverá a jugar y todos sumarán cuatro partidos en 2022) y centrar todos sus esfuerzos en que no se toque 2021, ya que Portugal ganó a Rusia y Rumanía, su principal rival ahora mismo, no lo hizo.


 Texto  Álvaro de Benito   Fotografía  Domingo Torres


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