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Análisis del Trophy sub-20: el torneo, los nombres y el futuro


La selección española sub20 nos ha dado a todos los aficionados al rugby español una alegría inmensa. No es descabellado decir que es, descalificaciones aparte, el mayor éxito del rugby español desde la clasificación para los JJ.OO. de Río de Janeiro en 2016. El éxito conseguido en Nairobi el pasado domingo es un premio para todas las partes involucradas, desde jugadores a clubes, pasando por formadores e, incluso, para la propia Federación que apostó decididamente por este grupo. Primero, apoyándoles para la consecución del Europeo de 2022 y, después, poniendo todos los recursos que pudo para darles una preparación como no había tenido ninguna otra de nuestras selecciones.

España viajó a Kenia llena de confianza. La preparación había sido buena, con dos victorias a domicilio en una gira sudamericana que debe marcar un antes y un después en las futuras preparaciones y una derrota sin paliativos en Zamora ante Escocia. Dicha derrota nos hacía a algunos fijar el techo máximo de esta selección en la final. La convocatoria no tuvo sorpresas destacadas, fuera de las bajas por lesión de algunos hombres importantes como Maxim Ermakov (Stade Français) en la tercera línea, Marc Ruiz (Stade Toulousain) en el pilar derecho, o, por motivos personales, el bayonés Mathias Ortiz.

Sin embargo, la mayor incógnita era saber si Raúl “Aspirina” Pérez había logrado hacerse con un grupo que, después de la inesperada salida de Juan Carlos Pérez, podría haber recibido un duro golpe anímico. Aun así, la dirección del equipo tanto por Aspirina como por el resto del equipo técnico ha sido inmaculada, y la mejoría del grupo ha sido notable según fue avanzando el torneo. Desde el primer partido se vio que España era la selección que más y mejor ha atacado, generando mucho peligro con cada posesión. Pero es verdad que el manejo del balón en los últimos metros ha sido mejorable, siendo destacable el aumento de efectividad según avanzaba el torneo. Lo mismo puede decirse de la melé, que en el primer partido llegó a sufrir contra Hong Kong para acabar arrasando a samoanos y uruguayos en los últimos partidos.

Revisando el torneo

El debut contra Hong Kong dejó varias lecturas: la primera y más evidente, que los asiáticos eran el rival más débil del torneo ya que en ningún momento inquietaron a España y terminaron con el marcador a cero. La segunda, más preocupante, es que España tenía ciertas dificultades en las fases estáticas. Hong Kong apretó más de lo esperado en melé y la touch adolecía de una falta de coordinación evidente. España sin embargo desató tal caudal ofensivo que los asiáticos acabaron sucumbiendo por la abrumadora capacidad española de insistir una vez tras otra.

 

En el segundo partido, sin embargo, España se vio mucho más exigida por una selección anfitriona que mediante un efectivo juego de delantera pudo, sorprendentemente, tener en jaque a España durante más de veinte minutos. Pero la calidad y el físico de los españoles se fue imponiendo y el partido acabó en victoria holgada para los ibéricos.

El tercer partido llegó con una España que era la selección con mejor diferencia de puntos de las ocho del torneo. Enfrente, Samoa, na selección de infausto recuerdo ya que fue la que en la prórroga venció al conjunto español en aquel ya lejano Trophy de 2016. Sin embargo, en la actualidad Samoa sub20 no es la mismo que su selección senior. No da ese miedo que dan los jugadores criados en Nueva Zelanda que pueblan las filas de los mayores. Tienen físico, sí, pero su juego es más simple, menos elaborado y desde luego comenten muchos más errores. España se pudo imponer con autoridad, jugando un partido muy serio y en el que realmente nunca sufrió para ganar demostrando una madurez creciente y que la preparación física había sido excelente.

Y llegó la sorpresa: Uruguay derrotó en un partido memorable a la gran favorita Escocia abriendo la posibilidad a España de ganar el torneo y clasificarse para el U20 Championship. No es que España no tuviera posibilidades contra Escocia, pero la derrota en Zamora, unida a la victoria frente a Uruguay en Montevideo, auguraba mayores opciones para los ibéricos frente a los Teritos.

En una final memorable, España se sobrepuso a dos ensayos y una amarilla en los primeros 15 minutos que habrían noqueado a casi cualquier equipo y en el minuto 20 ya había logrado dar la vuelta al marcador. El juego español fue fluido en ataque y agresivo en defensa. A pesar de algunos errores en placaje que España pagó caro, hubo momentos de gran nivel defensivo. Curiosamente, esta victoria se cimentó en gran parte en un punto débil del rugby formativo español: el juego en el suelo. Hasta siete retenidos provocaron los jugadores españoles a un equipo uruguayo tradicionalmente experto en esta faceta.

La melé también tuvo su momentum poniendo patines a su par en varias ocasiones y siendo una constante tortura para sus rivales. A pesar de la superioridad, Uruguay compite como nadie en el Tier2 y se agarró al partido para llevarlo a la máxima igualdad a falta de 5 minutos, donde España empezaba a acusar el cansancio de mandar durante todo el partido y los Teritos olían sangre. Sin embargo, la historia estaba escrita y una jugada con algo de fortuna de Rocaries acabó con el ensayo definitivo de Diego González que sellaba la victoria para los Leones y su ascenso a la primera categoría del Campeonato del Mundo.

Algunos nombres

Es difícil destacar a unos jugadores sobre el resto, pero hay dos o tres nombres que han brillado con luz propia a lo largo de todo el torneo. Sin duda, el hombre que ha capitalizado el juego de España, el eje de esta selección, ha sido su capitán, Álvaro García. El catalán ha crecido enormemente durante el último año, tanto a nivel físico como en su capacidad de liderazgo. Aunque su desempeño en la touch es mejorable, ha logrado un porcentaje bueno de acierto en ese aspecto y en melé ha dominado a sus rivales (ninguna melé propia perdida). En París se están frotando las manos.

Otro nombre que ha captado muchos focos es Gabriel Rocaries, que ha sido un tormento para las defensas rivales. Su velocidad, juego al pie y buen placaje le hacen un jugador muy completo al que deseamos que en Burgos sepan darle los minutos y responsabilidad que necesita para seguir su progresión. Ignacio Piñeiro ha dominado la touch con autoridad y se ha desparramado por el campo derrochando esfuerzos para asegurar rucks y tapar brechas de forma admirable. Un tercera muy alto, con buena mano y carácter fuerte que tiene todo el futuro por delante.

El último nombre que podríamos destacar es Dani Catanzaro. Llegó con los plazos de recuperación muy justos por una larga lesión, pero su mejoría partido a partido ha sido evidente, siendo cada vez más importante. Con un físico muy potente, ha sido una primera opción para el choque que abría muchos huecos en la defensa rival. Todo apunta a que lo veremos pronto en la selección absoluta, siempre que Gimeno y Gonzalo López dejen algún hueco.

Sobre el futuro

El futuro ahora se presenta lleno de emocionantes incógnitas. La generación del 2003 que ha llevado el peso de este grupo deja la categoría, pero se mantiene una buena base con los de 2004 que han jugado y ganado este torneo. El cómo la Federación va a dotar a esta nueva selección sub20 de lo necesario para hacer un buen papel el año que viene es algo que iremos conociendo en próximas fechas.

Sin duda, el papel de Iberians debe de ser importante. La duda de si jugaremos el próximo Campeonato de Europa o si, por el contrario, seremos capaces de buscar partidos de nivel por nuestra cuenta para preparar el Championship, también sobrevuela las mentes de los aficionados. De todas maneras, bendito problema el que se le presenta a la RFER dirigida por Juan Carlos Martín, que ha logrado su primer gran éxito deportivo como presidente tras la permanencia en las World Series de los chicos del seven.

La victoria en de Nairobi asegura también que en las dos próximas temporadas España disputará torneos del máximo nivel (Championship en 2024 y, en caso de un hipotético descenso, Trophy nuevamente en 2025). Esto permitirá planificar con calma, pero a la vez ser ambiciosos. El descenso el año que viene es probable, pero de donde no debemos bajarnos jamás es de la división Trophy que tanto nos ha costado conseguir. Así pues, esta victoria cierra una temporada intensa para las selecciones de la nueva RFER con un gran éxito que llena de ilusión a la afición más acérrima de los Leones. El año que viene el rugby formativo español se enfrentará a las mayores potencias del mundo, y eso no sucedía desde hace más de veinte años.


Texto / Fernando Pueyo // Fotografías: RFER (1), World Rugby (2, 3).

 

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