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Circunstancias, graduaciones y el tercio argentino en la lista de Miguelón


Miguelón
ha sacado su primera, y muy posiblemente última, lista de convocados para un partido como seleccionador nacional. Es un trance algo extraño, enmarcado por una serie de circunstancias extrañas derivadas por un gestión mejorable en el entorno de su cargo. Pero, más allá de lo que supone hacerse cargo del XV del León por un partido y en este entorno, hecho que le unirá a Jorge Molinero en eventualidades nacionales de contingencia, hay que sumar una serie de extras que hacen de esta convocatoria un caso único.

Podría decirse que este España-Argentina es el mejor partido posible para España, en el peor momento posible. Demasiadas cosas pululando, desde cambios organizativos, calendarios complicados y esa eterna transición, hacen del encuentro del 26 de agosto una cita que hay que analizar con calma, tanto en lo que supone como, y es de lo que hablo aquí, de cómo pasar el trago.

El primer gran elemento contra el que ha tenido que luchar Miguelón es la propia inercia del combinado nacional. Bueno, no tanto del combinado, sino más bien de lo que rodea al combinado. El momento es malo, nadie lo puede negar. Sin un rumbo todavía muy fijado y a la espera de que aterrice, si es que aterriza, Bouza, al XV del León este partido le queda entre dos tierras. Y esas tierras llevan nombre. Por un lado, la enorme oportunidad de enfrentarse a un tier 1, una de esas cosas que, como el cometa Halley, ocurren en España cada ciertas décadas. Por otro, el rédito que puede tener este partido, en el que, con un seleccionador de tránsito, no se juegan mucho más que el honor, que no es poco.

El segundo problema radica en el calendario. Con las ligas francesas empezadas y con los titulares de muchos puestos convocados con selecciones mundialistas, los jugadores españoles que tienen que demostrar y jugarse las castañas todos los días allende de los Pirineos no deben desaprovechar esas circunstancias que se dan cada cuatro años y todos los febreros y marzos. No deben, pero tampoco pueden. Los clubes tendrán que disputar las ligas como si no hubiera Mundial, así que no queda más opción si a Merkler le toca cubrir bajas y, de paso, tener por delante la oportunidad de reivindicarse.

 

 

Por esos motivos, la lista de Miguelón de hoy (que se ampliará y mermará con el devenir de los días) es una lista extraña, para enmarcar en lo curioso, sin necesariamente tener un aparente recorrido más allá del 26 de agosto y en el que la celebración y la exposición jugarán un papel determinante para suplir la diferencia abismal en eso que los gurús de las empresas llaman el moméntum. Y por eso, hay también buenas noticias en cuanto a las fuentes de nutrición de la lista. Con la reciente consecución del Trophy sub-20, varios son los nombres, con el capitán Álvaro García al frente, los que se graduarán en este partido sumando sus primeras internacionalidades con el XV del León.

Si hace poco en Australia se decía que Eddie Jones había hecho la convocatoria de 2027 en 2023, a Miguelón le pasa un poco de lo mismo, aunque quizá menos, porque no hay mucho más camino ahora que recorrer que el marcado por las circunstancias y abonado, gracias a Dios, a un talento juvenil que puede aportar y mucho, aunque el partido del 26 de agosto les pueda venir grande.

Y dentro de esas cosas que tiene el rugby, también se da la circunstancia de que casi un tercio de los convocados son de origen argentino. Hasta nueve veces podríamos tener el titular "va a ser precioso enfrentarme contra Argentina", un recurso manido en ese juego de jugadores y periodistas por el titular menos original. Detrás de este hecho, también hay una lógica muy vinculada al primer punto que mencionaba: la limitación de los efectivos de ligas más allá de la nacional. 

La División de Honor se convierte prácticamente en ese caladero del que Miguelón arrastra, y la presencia argentina en la misma es una de las bases fundamentales de esta selección, evolucionando de aquella necesidad francesa de la época de Sonnes o de la anglófona de la segunda etapa de Bevin. Por todo ello, lo especial de enfrentarse a Los Pumas para esos nueves jugadores (veremos cuántos son al final) podrá ser un motor extra de motivación.

Y para acabar, ni rastro de Ordás, ni de Murphy, ni de Ezeala, ni del retorno de Gimeno. A varios os podrá parecer una tontería, pero, de haber una convocatoria en la que se pudiera haber dado, habría sido esta, porque no se puede pensar que Miguelón hubiera podido elegir para a su antojo cuando hay demasiadas cosas alrededor que, involuntariamente, lo hacen por él. 


Texto: Álvaro de Benito / Fotografía: Walter Degirolmo / FER

 

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