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España apabulla en el trámite de Países Bajos (43-0) y duerme en repesca


El XV del León estrenaba el año con un partido a priori muy cómodo. El último enfrentamiento contra Países Bajos databa de aquel fatídico diciembre del año pasado donde se impuso con claridad a los oranje en Ámsterdam en su primera final de cinco (7-52). Hoy tocaba la segunda final, en el Central, aunque olía más a trámite antes de entrar en harina contra Rusia en la próxima jornada. España acabó por pasar por encima del conjunto naranja (hoy azul) y zanjar el trámite sumando su quinto punto bonus del clasificatorio, suma a todas luces causante de que todavía respiren los Leones.

Poca historia en el vetusto entorno remozado de la Universitaria o, por lo menos, nada nuevo bajo el profundo sol que se colaba entre palos. Prácticamente un monólogo que tardó poco más de siete minutos en dar sus frutos al posar el hoy (y casi siempre) imperial Usarraga en una jugada de delantera que volvería a convertirse en la clave. Tras un cuarto de hora un tanto aciago y espeso, el XV del León pareció recobrar el aliento, complementado también por la exclusión temporal de Coulson, para que, en una nueva acción de barullo, Rouet consiguiese la segunda marca para España.

Para entonces Ordás ya se había convertido en otro de los nombres del partido, hoy sí haciendo honor a la fama que le precedía en sus albores con la selección, omnipresente y con buen tiento en las jugadas que acabó por traducirse en un juego más dinámico. Jorba, otro correcaminos en estado de gracia, aprovechó al filo del descanso su oportunidad para seguir martilleando a los Países Bajos: cinco puntos más.

Si la primera parte tuvo visos de monólogo, la segunda lo sería todavía más, muy a pesar del juego a la mano neerlandesa, a veces más atrevido, pero nulo en eficacia. Y no es precisamente que España no moviera hoy a sus tres cuartos, porque lo hizo y de forma notoria. En el 44 se estrenaba Gimeno con marca y unos minutos después, Ordás, presente también en el caos, tuvo su premio también con marca. 

No hacía mucho que había saltado Beliè al terreno de juego, erguido como símbolo patrio de la lucha frente a los elementos, del no son molinos y del quijotismo alguna vez mencionado. Fue aplaudido en su afán de demostrar que había vuelto porque el XV del León le necesitaba tanto como él al grupo, y no fruto de un rebote de cuatro años: cerró el marcador al que antes habían contribuído Minguillón y Ovejero, también enorme, con sendos ensayos, el último el que otorgó a Beliè la poética de clausurar el chorreo con el que España cierra el trámite de Países Bajos (43-0) y que le permite dormir hoy en puestos de repesca.

Rusia será otra cosa, a pesar de su derrota hoy en Bucarest frente a Rumanía (34-25) o, precisamente, por ello mismo. España gozará de un colchón viscoelástico de cinco capas (tres ofensivas y dos defensivas) que han acabado por equilibrar el horror de los tres primeros partidos del clasificatorio. Pero ojo, que mañana un porcentaje de sus posibilidades pasan por Tiflis donde los Lelos reciben a Portugal. Una vez acabe ese partido, veremos si el domingo es de resaca o de resurrección.


 Texto  Álvaro de Benito   Fotografía  Walter Degirolmo / FER

 

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