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España obra el milagro y hace válido su desorden en Sochi (37-41)


El XV del León hizo de su propio desorden e indisciplinas en la segunda parte en Rusia el impulso necesario para encontrar en la necesidad y la desesperación el arma necesaria para seguir en la lucha mundialista. La victoria se antojaba más que necesaria para que España pudiera llegar a Madrid con vida y, aunque parezca incríble, con cada vez más opciones de optar a una plaza que de acceso a la ruta que acaba en Francia.

El equipo español protagonizó un monólogo en el juego a la mano en la primera parte, sobre todo en el inicio en el que Alvar Gimeno, rompiendo la frágil línea rusa, se iba directo a la línea de ensayo tras un primer trabajo de delantera. Seguía el dominio español, aunque la inercia del tiempo iba haciendo que Rusia empezase a aparecer. Tras un poco de ralentización y de acortar con el 3-7, Rusia se encontró de frente con el que hoy ha sido el hombre del partido: Minguillón. El hispanofrancés posaría su primer ensayo de la tarde rusa en el minuto 16 para marcar la ruta en el mapa.

Desde ese instante, Rusia pareció darse cuenta de que empezaba a descontrolarse el partido y que sus posibilidades pasaban por iniciar a circular el balón, una faceta que casi había quedado restringida a los Leones en esos primeros minutos. Los Osos se pusieron manos a la obra, controlaron algunas facetas tácticas y comenzaron a construir el parcial de 14-0 que supondrían los ensayos consecutivos de Gresev y Ryabischuk. Mientras, el XV del León hacía válido el simil del campo de batalla, con unas cuantas entradas y salidas para reformar las bajas racheadas de Gimeno, Guillaume y Foulds. Reaccionaría España con un Minguillón hoy omnipresente que, tras una carrera entre líneas, se plantó en la línea de marca donde posó de manera dudosa la pelota en un ensayo que tuvo que ser validado por TMO.

La segunda parte fue testigo del enfriamiento del juego español, que comezó a estar supeditado a los envites rusos, que veían más claros los beneficios de aprovechar los errores que, cada vez más, cometían los españoles. Tímidamente aparecían ráfagas de contención, incluso de juego equilibrado, pero también empezaban a atisbarse esas indisciplinas que, lamentablemente, también son marca de la casa. De ahí surgieron puntos al pie por parte de Gaysin que serían equilibrados con un Ordás algo más acertado que en los primeros cuarenta minutos. El problema vendría con las exclusiones de Malié y, sobre todo, de Merkler, que no respiró hasta el pitido final, en parte abrumado por la culpabilidad que expresaba después de que su expulsión facilitase un ensayo ruso que, a falta de tres minutos, daba al traste con todo.

Con tres puntos de diferencia, Rusia se encerró a defender la desesperada reacción española, aunque eso pasase por dejarse un jugador por el camino o provocar golpes de castigo que fueron ejecutados a la mano por España con la fe por bandera. Uno, dos... y Ovejero. El argentino apareció en el momento adecuado, justo tras la recuperación del renacido Futeu, que recuperó una posesión que puede valer, de momento, una repesca. El 27 de febrero, en Madrid, el XV del León recibirá a una Rumanía que, tras su victoria de hoy frente a Portugal (37-27) tras una épica remontada, ve como, virtualmente, ya habría asegurado el tercer puesto.


 Texto  Álvaro de Benito   Fotografía  Evgeny Fedoseev







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