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Los debutantes, Kerman, Bell y Domínguez escapan al tedio en el Central


 
Había ganas de volver al Central con el XV del León y tomar conciencia en comunión de qué era capaz la selección nacional en su regreso al césped tras el larguísimo parón primaveral y estival. Italia A, la segunda alineación de Italia senior, sirvió para abrir ese marco de la ventana otoñal y, de paso, de dejar de nuevo al aire ciertos factores que mejorar en los de Santi Santos.

El partido fue tedioso, aburrido por momentos, fruto de las igualadas defensas y equilibrado también por los numerosos errores a la mano. En ese intercambio de poca gracia, los debutantes Leauma y Ovejero parecían sobresalir en intensidad, disputando y percutiendo cuando tocaba, a pesar de que los trasalpinos evitaban casi de continuo cualquier tímido ataque.

Llegaría a los diez minutos la primera amarilla, con Menoncello como destinatario, que propiciaría los tres primeros puntos al pie, firma de Güemes, que sigue a lo suyo. Desde ahí, el encuentro siguió por demasiado tiempo esa tónica tediosa antes mencionada, a pesar del buen trabajo de Domínguez y Bell y de la electrizante propuesta de un Kerman Aurrekoetxea que se ha apuntado ya a la lista (y que hoy le habría ganado incluso la partida al mundialista Violi, 9 de Italia esta tarde en el Central).

Tanto así que se plantaría la segunda parte sin casi atisbar algo destacable, más allá de las buenas intenciones y de la anulación mutua, algo que no necesariamente tiene que ser siempre bueno. Sin embargo, a los siete minutos de la reanudación, Bell culminaba ese buen trabajo en la zaga con un ensayo que abriría la lata de marcas, y que dejaría un 8-0 en el marcador (a Güemes no le sonrió el empeine esta vez) que podría haber sido hasta demasiado. 

Hubo reacción italiana, un todo o nada de Leonardo Marín que fue todo, encadenando inmeditamente los tres primeros puntos azzurri a zapatazo de golpe de castigo para unos minutos después posar en la marca española el melón que había comprado cerca de la 22 española y tras romper varias líneas sin que nadie pudiera pararlo. Por si fuera poco, él mismo transformó, y sumaría después otros tres al pie, haciendo suyo y solo suyo un parcial de 0-13 que tendrá que revisar mucho Santos.

Güemes acortaría, aunque de nada serviría más allá de dotar de algo de emoción los últimos diez minutos de batalla, algo que se agradeció. Hubo ciertas acciones dirimidas con lanzamientos a touche, quizá mal elegidas, casi queriendo emular esas buenísimas tardes de hace ya casi un lustro donde el tocuhe-maul era garantía de marca. Lástima que de eso ya haya pasado tanto. Y en una semana, Fiyi. Y en quince días, la vida, contra Rusia.


 Texto   Álvaro de Benito   Fotografía  Walter Degirolmo


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