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Artículo / Casus Belli




La expresión latina casus belli denota el acto o motivo por el cual se desata una guerra. Curiosamente, casus Belli, con mayúscula, significa el caso de Bell. Sea o no coincidencia, desde hoy, ambas expresiones significan lo mismo en nuestro rugby. El caso Bell ha llegado a la carrera presidencial y ha desatado el primer gran enfrentamiento entre Alfonso Feijoo, en el asiento, y el aspirante Juan Carlos Martín, "Hansen".

La mayoría de los que siguen este medio y, en general, cualquiera relacionado con el rugby, sabrán ya de qué va el caso Bell: el jugador sudafricano del VRAC John-Wessel Bell fue apartado de la convocatoria del partido contra Rumanía in extremis. Esa era la única verdad por entonces, porque luego se sucedieron una serie de versiones sobre la motivación real. La Federación dijo que se trataba de un virus, que la virología está de moda, mientras que Rugby Europe aludió en su acta que era por lesión. La revista Veintidós, por otro lado, publicó que la Federación Rumana había solicitado la revisión de ciertas fichas, incluida la del sudafricano, en busca de errores en la legalidad sobre su elegibilidad, para luego afirmar categóricamente que no era elegible.

La semana tenía pinta de comenzar con resaca. Muchos fuimos los que pedimos que la Federación clarificase este punto (y también el de la pelea, pero eso ya da para otro tomo), algo que sucedió tan solo tres días más tarde. El comunicado de la FER se convirtió en un despropósito en el que poco menos reconocían que Bell había jugado contra Hong Kong, Rusia y Georgia con dudas que solo afloraron cuando al mánager de la selección se le aparece el fantasma de Bruselas, pero en Botosani. Éste decide informar al presidente de que, oye, a lo mejor el jugador no era tan elegible como se creía, y concluyen que lo mejor es que quede fuera. A pesar de eso, están seguros de que todo está en orden y solo recurren a World Rugby a su clarificación.

Echar las culpas al mánager es matar al mensajero y no creo que sea la mejor estrategia, más que nada porque, si eso es verdad, es él quien da la voz de alarma, pero parece que la carga de la prueba va en su contra más que a su favor. Lo que desde luego no es de recibo es que se mintiese, hecho que quedó claro cuando reconocieron que la duda sobre la elegibilidad de Bell fue el motivo real de su desaparición de la lista.

Un día después, hoy, la candidatura de Hansen aprovecha el despropósito de la FER para lanzar una ofensiva en forma de comunicado que, en el fondo puede tener motivos, pero quizá sea mejorable en las formas. En ese escrito, además de pedir la dimisión de Feijoo y elecciones anticipadas, la candidatura tilda de negligentes, poco transparentes y poco profesionales a los responsables de la Federación.

Hubiera sido un buen momento para, además de entrar en guerra y dejar por escrito lo que piensa una parte del respetable, plasmar cuál va a ser la política de esta candidatura en el plano de los jugadores asimilados y qué medidas va a tomar el día que esto esté en sus manos, si sucede. Porque quizá, lo más llamativo del comunicado es la parte en la que la candidatura dice "conocer en todos sus detalles" el proceder de la FER en estos casos. ¿Se estará guardando una baza Hansen sobre algún material que desconozcamos relacionado con el tema de las elegibilidades? La verdad, parece que no sería de extrañar.

También cabe preguntarse si los directivos del VRAC que queden, de los que desconozco qué relación tienen con Hansen y la directiva que sustituyó a éste al frente de El Salvador, están temblando ante el hecho de que, de haber sanción por la no elegibilidad de Bell, de rebote se lleven un buen zurrón de puntos de descuento en la Liga.

Se me complica mucho el cuadro de intereses, pero ya que estamos de latinajos, no estaría de más preguntarse cui prodest? Los directivos actuales de la FER, Rugby Europe, las federaciones rusa y rumana invitadas al baile, World Rugby, la revista Veintidós y la candidatura de Hansen están sobre la mesa del Cluedo oval, en la que cualquier pregunta es trascendental. Está claro quién ha sido la señorita Amapola, aunque no está tan claro (o quizá, sí) quién va a ser el fiambre. Y esto no ha hecho más que empezar.


Foto: Domingo Torres Ortiz




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