La hora de empezar a creer
España afrontará este fin de semana la última jornada del REC’24 con la
disputa de la final de consolación -tercer y cuarto puesto- frente a Rumanía.
Un partido que, a pesar de la decepción de la derrota en semifinales, puede
marcar y mucho el futuro inmediato de los Leones.
El XV del León llega a este partido con un sabor agridulce tras la
derrota de Lisboa, ya que sólo 20 minutos horrendos privaron al equipo dirigido
por Pablo Bouza de llevarse la victoria. La idea de juego que el preparador
argentino quiere implementar se va viendo poco a poco, pero con paso firme. Durante
muchos minutos, se pudo dominar a la selección portuguesa en delantera y los tres cuartos
se mostraron incisivos y peligrosos. Pero por desgracia, el bajón físico que ya
se ha convertido en la tónica dominante a partir del minuto 55 nos dejó sin
opciones, salvo por el arranque de furia final. Es cierto que la lesión de
Joaquín Domínguez nos lastró de forma evidente, pero se hace difícil pensar que
hubiese habido un partido distinto de no producirse la misma. España ha
demostrado de forma continuada que se le hacen largos los partidos, debido a
una mezcla de juventud, amateurismo y condición física para el rugby que Pablo
Bouza quiere desarrollar.
La convocatoria para este partido nos ha traído la alegría de la vuelta de Jon Zabala y Martín Alonso. Ambos jugadores están siendo importantes en sus clubes (Zabala es uno de los mejores, sino el mejor de la categoría en su puesto) y han podido venir con cuentagotas. Pero la buena noticia es que a pesar de todo, quieren demostrar a Pablo Bouza que están aquí, que van a estar en un futuro y que, como con Kerman y Ferrer, podemos contar con ellos. De la misma manera, los aficionados españoles pueden estar tranquilos con Joel Merkler. El catalán esta derribando la puerta del Top14, aprovechando a las mil maravillas la oportunidad de convertirse en un jugador de pleno derecho del mejor club del mundo y es totalmente razonable que no venga en esta ocasión. Pero cuando lleguen los partidos decisivos, probablemente ya desde noviembre, tendremos el privilegio de verle jugar con el XV del León y formar con Jon Zabala una dupla que será la envidia del REC.
Otros jugadores como Tomy Munilla, Matheo Triki o Yan Tabarot tienen
más complicado el unirse al grupo al disputar una competición de menor entidad
que la ProD2. O muestran más disponibilidad a partir de la gira de verano o
probablemente se les pasará la oportunidad de ser parte del grupo. Santi
Ovejero, que disputa la misma competición sin embargo, si que estará frente a
Rumanía. Quién nos iba a decir hace dos años que íbamos a tener tantas opciones
para el puesto de talonador.
Rumanía es una selección en continua depresión ya que las glorias
pasadas, queda ya bien poco. De esa selección que llegó a asomarse al Tier1 no
queda más que el recuerdo y su rugby vive en una gran crisis demográfica y de
nivel de juego. Aunque poco a poco se van incorporando rumano-franceses de la
gran diáspora como el pilier Cretu (Gontineac no podrá jugar por lesión,
Septar por problemas con la Federación), últimamente han paliado ese déficit
con las famosas naturalizaciones. En su caso, habitualmente jugadores o bien
oceánicos, o bien sudafricanos.
Analizando el juego de Rumanía, podríamos decir que es un equipo que sigue fiel a su tradicional estilo de juego de delantera. Con muchos peores mimbres, todo hay que decirlo. La generación de los Ursache, Lazar, Macovei… prácticamente ha pasado a mejor vida dando a paso a un equipo mucho más local, basado en los clubes de la Superliga rumana y en el que la presencia de jugadores del Pacífico en la línea de ¾ es dominante. Por lo tanto, es un equipo muy físico, dominante en el contacto pero de un nivel muy inferior al de Georgia.
La melé va a ser muy exigente, pero las adiciones de Ovejero y sobre todo, Zabala, hacen ser muy optimistas al respecto. Tenemos 6 primeras líneas de gran nivel, y debemos hacerlo notar a lo largo del partido para evitar conceder esos golpes de castigo que nos condenaron frente a Portugal.
En el juego de 3/4, Rumanía no ha demostrado gran cosa durante todo el
campeonato a excepción de potencia física. Su jugador más talentoso, el zaguero
Melinte, está de vuelta pero salvo él, podemos esperar el clásico juego
oceánico de colisión y descarga que tanto daño nos ha hecho cuando hemos jugado
contra las selecciones del Pacífico. Sin embargo, los centros y alas españoles
se han demostrado muy sólidos en defensa durante todo el campeonato y se
seguirá contando con las ayudas de la tercera línea para tapar las vías de
agua.
En cuanto a España, probablemente volveremos a ver la segunda línea
Urraza-Piñeiro que tan buena primera parte hizo contra los portugueses. Una
segunda línea muy joven que si siguen ganando en físico puede ser la sala de
máquinas de nuestra melé para una década. En el back row, la baja de Ferrer es
dolorosa pero permitirá volver a ver al capitán Pichardie en su posición ideal,
la de 6, en la que tan buen desempeño tuvo el último partido. La duda es si
veremos el debut de Vicente Boronat (por favor, aseguren esos papeleos) o si
Saleta/Ibañez tendrán una nueva oportunidad.
Pero la gran duda la tenemos en el puesto de apertura. La lesión de Gonzalo López nos deja con la gran pregunta sin responder de si está capacitado para ser el apertura de los Leones. Más allá de su espléndido golpeo a palos, lo poco que pudo jugar a la mano lo hizo con desahogo y sencillez, dejando buen sabor de boca.
Bautista Guemes, físicamente muy mermado, está claro que no puede jugar
los 80 minutos y, teóricamente, Iñaki Mateu no puede jugar al haber sido
expulsado en su partido de liga. Así que hay una gran duda por saber si veremos
el debut del jovencísimo Otamendi este fin de semana. El apertura madrileño es
un nombre que está sonando con fuerza en las últimas semanas, incluso en boca
del seleccionador nacional, como una de las opciones a corto plazo para llevar
la manija del XV del León y aunque es un poco pronto para él (su objetivo es el
mundial sub20), las circunstancias aprietan.
Por último, el back three es de auténtico lujo, con Carmona, Cian y
Alonso disputándose dos plazas. Un servidor querría poder ver a Carmona unos
cuantos minutos jugando de zaguero, pero la realidad que John-Wesell Bell está
siendo una de las mejores noticias del torneo.
Si España quiere ganar a Rumanía, y demostrar en Europa que el proyecto
de Bouza está para competir desde ya, tiene que asegurar sus fases estáticas al
máximo y generar algo de ventaja en el contacto. La touch está siendo, sin
duda, la mejor noticia de la delantera en este torneo, con un 100% de
efectividad en el lanzamiento tanto del Hoyo como Álvaro García. Rumanía tiene
muy buenos saltadores, aunque su mejor hombre (Antonescu) tampoco estará este
domingo. Así pues, asegurar esos balones en el lateral y montar buenas
plataformas para ayudar a Imaz a sacar el balón en las melés son
indispensables. Negarles la posibilidad de crecerse a los delanteros rumanos,
de verse superiores y evitar que se reduzca el partido a un intercambio de
golpes es la mejor opción que tiene España para lograr la victoria. Los Robles
son probablemente superiores en el combate 1 vs 1 en delantera, en el pick
and go y en el juego en el suelo. Así pues, si los Leones son capaces de
hacer correr hacia atrás a los delanteros rumanos, de ganar la línea de ventaja
con Titi Futeu y Zabala en primera fase y Pichardie o Gimeno en la segunda, si
los pesados ¾ rumanos tienen pocas opciones de impactar con nuestros centros y
alas y sobre todo, si les negamos la posesión para reducir el número de
impactos… tendremos el partido en nuestras manos.
Una victoria de los Leones consolidaría el proyecto de Pablo Bouza ya
que mejoraría el resultado del año anterior y además, con un equipo muy
renovado. Con una delantera insultantemente joven y unos backs ya muy
compenetrados, sólo harían falta un par de adiciones muy probables y mejorar
ese físico ya comentado para que España vuelva a ser candidata a jugar el
Mundial de Australia 2027.
Dicha victoria consolidaría también la idea que empieza a transmitir este equipo: que el proyecto que está fraguándose es bueno, sólido y que tiene mucho futuro. Y que merece la pena apostar por él, tanto por esos jugadores que aún están reticentes a venir como por los miles de aficionados al XV del León que quedaron desolados tras la nueva descalificación pero que sólo necesitan que alguien vuelva a levantar la bandera para “formar el tercio”.
Texto: Fernando Pueyo / Fotografía: Rugby Europe
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