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Otro pequeño triunfo frente a la cerrazón


La primera jornada del Campeonato de Rugby Europe ha dejado una serie de resultados, cuanto menos, curiosos. Personalmente, nunca pensé mucho en el de Bélgica, porque mis apuestas de "sorpresa" iban más por el lado de Países Bajos, como equipo ya con un crecimiento de un par de años, y no tanto por un equipo como el belga que acaba de empezar a formarse, como dijo su capitán al acabar el partido. 

Sin embargo, una cosa clara que deja este fin de semana es que, al final, dar las opciones de desarrollo y de enfrentamientos entre teóricamente distintos niveles no solo ayuda, sino que también deja gratas sorpresas que sitúan a las naciones pequeñas en el mapa. A pesar de que se pueda pecar de esa fama efímera a la que aludía Warhol, esos cinco minutos son preciosos. Lo fueron para la oportunista Portugal en un Mundial que le permitió saltar a la palestra tras su improbable victoria contra Fiyi, y le ha pasado a Bélgica al haber superado, precisamente, a los lusos. 

Más allá de esos tentadores silogismos que se me pasan por la cabeza y que no van a ningún lado, ambas victorias, junto con la progresión y el recorte de las diferencias en los marcadores de Uruguay en el Mundial o los de esta jornada europea con Bélgica, Países Bajos y, por qué no, Alemania, denotan algo positivo. Pero, seamos claros: lo que para la mayoría es positivo, para quién está al mando del cotarro (ya saben) puede traducirse en un dolor de cabeza. 

Cuando hace un año hablaba con José Gorrotxategui sobre el nuevo formato del Campeonato de Rugby Europe, hacíamos alusión a esa demanda que hace siempre el de abajo mirando hacia arriba. El organismo que rige el rugby europeo a nivel "público" se atrevió a dar un paso que muchos vimos en falso y que, ahora, podemos ver que no era tan malo. Rugby Europe se puso entre ceja y ceja hacer viable un plan comercial que incluía un producto deportivo arriesgado. Florent Marty, CEO de Rugby Europe, comentaba en la entrevista que le hice que este formato daría buenos resultados deportivos, aunque dudo que creyese que fueran tan rápidos. ¿Cuánto de negocio puede verse afectado por una debacle deportiva de los favoritos? La pregunta tendrá que resolverse con otra, que es si una federación internacional, en este caso la continental, velaría más por lo deportivo o por lo económico en caso de tener que decidir. Pero, parece que la fortuna le ha sonreido, por lo menos, una semana.

Pensar que Bélgica pudiera ganar a Portugal era tan extraño como pensar que los lusos podrían ganar a una Fiyi enchufada en un Mundial, pero ahí está. No sé si el rédito comercial será mayor o menor en el corto plazo, pero sí que se está demostrando, independientemente de que llevemos solo una jornada del Europeo y menos de seis meses desde el Mundial, que lo deportivo supera en ocasiones ese marco de apartheid que se impone desde arriba. 

Quien se atrevió a dar el paso, aunque solo fuera por interés comercial, ahora ve que puede contar con más efectivos para llevar adelante ese plan económico. Que en el medio plazo, incluso en el corto, se pueda contar con nuevos mercados que podrán interesarse por un producto en el cual su equipo puede crecer también en lo deportivo es una buena noticia. No hay mal que por bien no venga, incluso si con un objetivo algo más obsceno, pero fundamental, como es el económico rigiendo lo deportivo, se da pie al crecimiento y a la exposición. A lo mejor ha sido un golpe de suerte, pero quizá sea la certificación de que ese golpe debería también darse con toda la fuerza posible en la piñata de los de arriba, a ver si con suerte cae algún regalo.

 

Texto: Álvaro de Benito / Fotografía: Rugby Europe

 


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