Anatomía de una derrota
El XV del León sufrió una aparatosa derrota frente a Georgia, muy lastrado por errores defensivos de bulto, muy groseros, más propios de un partido de rugby de formación que de un futuro equipo mundialista. Los lelos no necesitaron acumular fases ni abrasar a la primera cortina defensiva española para correr luego cuesta abajo con sus tres cuartas. Les bastó con esperar a que los innumerables fallos de placaje, de presión y de reorganización defensiva de los Leones salieran a la luz para llevarse una victoria muy cómoda y muy sonora en el marcador, en un partido en el que la posesión y la presencia de ambos equipos en campo contrario no se corresponden para nada con el resultado final. La falta de acoplamiento y automatismos en ataque (especialmente los delanteros) y la falta de agresividad, tensión y rigor defensivo llevaron a cosechar una derrota esperada por la gran mayoría pero muy dolorosa en las formas.
Una vez pasada la vorágine de la clasificación mundialista, ha de ser de obligado cumplimiento una reflexión profunda acerca de como se ha gestionado tanto deportiva como emocionalmente esta primera tanda de partidos. Es de suponer que Bouza no ha de sentirse muy satisfecho con el desempeño de estos tres primeros choques. A excepción del partido de Países Bajos, no muy brillante pero si tremendamente sobrio y efectivo, el desempeño de los leones en los dos siguientes lances ha dejado mucho que desear. Parafraseando aquel famoso anuncio publicitario, el día de Suiza podemos llegar a aceptar pulpo como animal de compañía ,debido a la profunda carga mental que suponía jugarse en 80 minutos un objetivo que nos había proporcionado tantas noches de vigilia durante tantos años. Se jugó un partido excesivamente por debajo de los estándares mínimos admisibles para un equipo como el nuestro, pero se cumplió el objetivo y se vació la mochila de la presión y la ansiedad.
Lo del pasado domingo fue ya más doloroso. Perder contra Georgia entra dentro de la lógica más aplastante. Perder encajando un buen número de ensayos duele más pero también es una posibilidad real si los georgianos han salido encorajinados y han puesto la apisonadora en marcha. Pero perder encajando 10 ensayos, absolutamente todos por errores propios, la mayoría de ellos muy groseros, cuando tu rival no ha necesitado siquiera dominarte, es excesivamente hiriente y ha de llevar a una profunda reflexión acerca de ciertos aspectos a nivel de trabajo mental, táctico y a nivel de convocatorias. Groso modo podemos decir que nos faltó orden e intensidad, pero vamos a desmenuzar un poco más algunos de los numerosos errores que nos llevaron a casi regalar 10 ensayos al rival:
Estructurada defensiva colapsada
Uno de los fuertes de este equipo desde que Bouza se hizo cargo del mismo ha sido la buena reorganización defensiva. Si bien no hemos sido en estos últimos tiempos un equipo excesivamente beligerante en el juego en el suelo , si que habíamos trabajado muy bien la coordinación entre una mínima ralentización de los rucks y una rápida reorganización de los jugadores. La suma de estos factores hacía que el XV del León fuera un equipo al que era muy difícil pillar desordenado, fuera cerca del punto de encuentro o lejos del mismo
Este domingo la reorganización defensiva fue absolutamente
calamitosa, especialmente en los pies de los agrupamientos, y vamos a detallar
varios lances que así lo atestiguan. En el primer ensayo georgiano, tras hacer un buen trabajo de
contención del touch-maul, se comienza la clásica sucesión de pick and go sobre
línea de ensayo. Tras las dos-tres primeras acometidas georgianas, siempre
mediante bolas lentas, todos nuestros
jugadores comienzan a circular hacia el abierto, dejando el pie del ruck solo
cubierto con un Álvaro García en el poste totalmente obstaculizado por un muro
de piernas y manos para poder salir a por el portador, un Foulds para parar a tres georgianos y con Vinuesa cubriendo al ala que estaba muy abierto, totalmente
inoperativo para parar la salida cerca. Resultado, un 1 para 3 sobre línea de
ensayo, con el primer placador anulado y el único defensor realmente operativo
entrando de pie y tarde a parar una
plataforma muy potente que iba al suelo en picado. Todo esto dentro de un
contexto de juego sobre línea de ensayo, con bolas lentas y los dos o tres
posibles movimientos totalmente
telegrafiados.
El segundo posado georgiano viene tras uno de los errores más gruesos de todo el partido. Tras la salida de melé, se sube descoordinada y tímidamente a la presión, y se cae en la trampa del movimiento georgiano en el que se esconde a Niniashvili usando al primer centro de falso apertura y al segundo centro de señuelo para acabar entrando el genio Georgiano a su espalda como cuchillo en mantequilla por nuestra primera cortina. Se reacciona bien y se para a los georgianos sobre línea de cinco, pero nadie sabe porque, se deja de disputar el ruck y los dos o tres jugadores españoles de los alrededores van a cubrir el abierto, dejando un ruck sin oposición y con una autopista por el cerrado que nadie cubre para que los Lelos posen su segunda marca.
Hay otro episodio muy ilustrativo en la primera mitad, que
coincide con el tercer ensayo georgiano. Tras un par de fases con delanteros a
la salida de un alineamiento, la defensa española comienza a mandar a gente
hacia afuera y deja solo a dos jugadores provenientes de la touche, Foulds y
Piñeiro, para cubrir casi 30 metros de campo, con Kerman muy atrasado cubriendo
la zona del ala-zaguero. Georgia ve el butrón y con toda la tranquilidad del
mundo, pues no era una bola rápida, deja descolgado al primer centro en el
cerrado. Niniashvili, se coloca detrás del 9 y cambia el juego de orientación.
Así enfrentamos en 30 metros de ancho a dos delanteros españoles contra tres tres cuartos
georgianos en un espacio muy grande de terreno. Para colmo, no se ejerce mucha
presión por parte de esos dos jugadores para cerrar el cambio de orientación,
por lo que una carrera lateral del primer centro georgiano acaba en un 2 para 1
en el que Tabusadze casi a placer acaba anotando, con hasta dos apoyos extra
contra solo Kerman que llegaba barriendo ya algo tarde.
Podemos hablar también, hilado con el punto que desgranaremos a continuación, de una desprotección total de los pies de los agrupamientos. Más centrados en que los jugadores ocuparan el ancho del campo a toda costa, se desguarnecieron los pies de los puntos de encuentro, por los que los georgianos, en especial Lobzhanidze, camparon a sus anchas. Obcecados en mandar a gente hacia afuera, apenas se presionaba la salida de las bolas del ruck, dejando muy pocos defensores, presionando muy poco y defendiendo muy arriba, por lo que se acumulaban en el zurrón ingentes cantidades de pegatinas al pecho de unos georgianos que con un simple contrapié o sin tan siquiera eso, encontraban autopistas hacia la zona de ensayo sin necesidad siquiera de acumular fases.
Renuncia en la batalla en el ruck defensivo
Podemos hablar, con absoluta certeza, de que el ruck es el principal elemento vertebrador del juego, tanto defensivo como ofensivo, en el rugby actual. Es un lance que cobra más importancia si cabe cuando te mides a equipos que dominan tan bien los contactos y el juego en el suelo como los georgianos. Por distintas razones, el domingo naufragamos en la gestión del juego en el suelo y sus inmediaciones, especialmente con la posesión rival y eso se tradujo en ensayos obtenidos de manera groseramente simple y rápida. Placajes poco agresivos, ayudas que llegaban tarde, inexistencia de contra-rucks y una escasísima protección de los aledaños de los puntos de encuentro, tuvieron un efecto decisivo y demoledor en el desarrollo del partido. Por un lado, depararon un choque infinitamente menos intenso en el contacto de lo esperado, muy poco fluido en la tradicional acumulación de fases georgiana, y por el otro, se tradujeron en media docena de ensayos claramente identificables y achacables a nuestra nula beligerancia en los rucks georgianos.
Ausencia de presión defensiva sobre el juego georgiano desplegado
Queda la sensación de que nuestro planteamiento defensivo para parar a los tres cuartos georgianos estaba más orientado a flotarles para llegar con mucha gente al canal por el que entrara Niniashvili a generar cosas que a pararles la circulación del balón. Al causar baja Matkava, que no deja de ser un buen diez pero con un carácter más marcado de pasabolas, y entrar Niniashvili a la bisagra, nuestro planteamiento colapsó por completo. El talento georgiano hizo lo que quiso. Nos dedicamos durante gran parte del encuentro a subir a trote moderado y dejar hacer y nos encontramos con unos georgianos que lejos de darla rápido optaron ,ante la poca presión, por correr rápido y en diagonal hacia nosotros y jugar dos para uno que dejaban auténticas autopistas para sus tres cuartos.
Como ejemplo más claro tenemos el ensayo en el que Niniashvili corre un buen trecho de lado y con dos contrapiés nos desarbola y ensaya, u otro más ilustrativo a nivel colectivo, pese a que no acabó en ensayo, en la primera mitad, en la que con toda nuestra defensa preparada y parapetada, optamos por subir no muy rápido y el genio del LOU, ante el inmenso espacio existente, decide por tirar una diagonal, fijar a dos defensores y darle el balón a un Kveseladze, que incomprensiblemente, con todo a favor, con un solo defensor al que fijar y con una autopista por recorrer, da un pase malísimo a un Tabusadze que solo tenía ya que apretar el acelerador e irse solo a marca. Resumiendo un poco, básicamente nos dedicamos a flotar sin mucha presión, por lo que les pusimos en bandeja a los georgianos las cosas. No necesitaron tirar de automatismos, ni mucho menos. Les bastó con lanzarse a los intervalos, fijar y pasar para hacernos un roto.
Un juego de ataque excesivamente caótico
Pese a lo abultado del marcador, tuvimos bastante posesión y pisamos campo rival en bastantes ocasiones. Pero ayer todo fue muy caótico. Con muchos jugadores que llevaban poco tiempo trabajando con el grupo, el juego, especialmente en la acumulación de fases de los delanteros, se volvió excesivamente atropellado. Cierto que con el balón le echamos más ganas que sin él, pero se notó mucha descoordinación y desorganización, y eso redundó en que apenas pudiéramos jugar bolas medianamente rápidas.
Si bien en campo propio no tomamos tan malas decisiones y salimos al pie decentemente(pese a que se dieron algunos errores y retenidos de bulto derivados de la descoordinación portador-apoyos y de la poca contundencia en los contactos), fue en campo georgiano donde nos volvimos un poco más locos. Plataformas de delanteros recibiendo en parado, muy pegadas unas a otras y tapando muchas veces la opción de juego a sus espaldas, derivaron en un juego excesivamente embarullado, en el que se hilvanó algún buen encadenado, pero en el que nunca se pudo llegar a dar la opción a los de atrás de generar nada porque no se conseguía aliviar mínimamente la presión georgiana. Kerman lo intentó varias veces atrayendo al placador y colgando bolas al que entraba por dentro para entrar al pie del agrupamiento como factor sorpresa, pero como la defensa georgiana estaba bien parapetada, casi se pone en riesgo la posesión más que generar un avance o una ruptura.
La utilización del pie no fue mala. Se salió con buen criterio de campo propio, apenas se rifaron bolas y se trató de meter presión con relativo éxito con patadas cruzadas a 22 georgiana, por medio de un Vinuesa que fue posiblemente nuestro mejor hombre sobre el campo. Sí que es cierto que la tercera cortina no estuvo tan bien cubierta como en otros partidos. Hubo que correr para atrás a buscar bolas más de los habitual y no hubo tan buenas coberturas ni tantas opciones para pasar o patear, por lo que la devolución de patadas se convirtió más en un recurso defensivo que en un arma de contraataque.
Una melé digna y una touche mejorable
Todos pensamos en el calvario que iba a sufrir nuestra primera línea cuando vimos la convocatoria. Al final, se sufrió pero se resolvieron las melés con bastante dignidad teniendo en cuenta lo que teníamos nosotros y lo que había enfrente. Pudimos asegurar nuestras bolas y no nos vimos arrasados en casi ningún momento.
En cuanto a los saques de lateral, en defensa trabajamos bastante bien sobre el touch-maul georgiano, uno de los más reputados del panorama internacional. De la mano de Miguelón estamos volviendo a crecer. En ataque nos costó mucho más montar buenas plataformas, debido principalmente lo rápido y lo bien y rápido que se agrupaban y comenzaban a empujar los georgianos nada más que los leones bajaban al suelo. Pero aún así en este lance del juego podemos decir que se rindió a un nivel solvente, con excepción de dos o tres saques largos perdidos, más por desesperación de intentar buscar otra vía de ataque que por otra cosa.
Y ahora que ya estamos clasificados, sigamos con lo que estábamos
Es hora de recapitular tras la primera fase. Muchos creemos que la clasificación mundialista ha capitalizado demasiado tiempo y ha impedido que se trabajara en las dos vías que había que trabajar, la mencionada y la de la evolución del plan de juego. La clasificación mundialista ha supuesto un desahogo tal que se ha llegado al último partido del grupo con un equipo excesivamente desconectado y sometido a demasiadas rotaciones. Es hora de cambiar el chip y de volver a la tierra. En el horizonte viene Portugal. La resaca de la clasificación ha de quedar aparcada. Ganarles, muy complicado, pero no imposible.
Texto: Víctor García / Fotografía: Domingo Torres
Buen artículo, sólo subrayar que en España faltaba algún que otro jugador importante. Veremos la convocatoría para el partido contra Portugal.
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