Análisis: Objetivo cumplido en la gira oceánica
Apuntaba Bouza en una de las entrevistas realizadas durante estas semanas que la necesidad de probarse en los contactos al nivel más alto posible había sido el factor determinante para decantarse por la gira oceánica con respecto a la otra propuesta planteada por World Rugby a la FER para la gira de verano, que hubiera llevado al XV del León a devolver la visita del pasado noviembre a canadienses y estadounidenses.
La elección de la gira oceánica suponía adentrarse en un escenario hasta entonces inédito para el rugby español y constituía un desafío sin precedentes (o con muy pocos) a nivel deportivo y logístico para nuestra selección absoluta. Una gira muy exigente en la postemporada, con mente y piernas saturadas de competición y con un grado alto de dificultad para armar una convocatoria de plenas garantías para medirse a dos selecciones que marcaban a priori un grado de exigencia tan alto como Samoa y Tonga.
Lo cierto es que, dejando de lado el clásico relato que rodea a todas las ventanas de competición de nuestra selección absoluta, y sin entrar a valorar más sesudamente aspectos a nivel humano, logístico o federativo del asunto, se puede decir que el resultado de la gira por la polinesia ha sido satisfactorio. Una derrota por la mínima y una victoria muy solvente frente a dos selecciones muy potentes(obviaremos las habituales peroratas de si eran Tonga B o Samoa C), contra las que por desgracia apenas nos podemos poner en liza y que hasta hace poco tiempo se hallaban fuera de nuestro radar en cuanto a nivel competitivo.
Creciendo desde la defensa
Quien viendo los dos resultados pueda llegar a pensar que le hemos disputado la victoria a Samoa y nos la hemos llevado frente a Tonga desmelenándonos y lanzándonos a un juego de ataque incontenible con mucha posesión anda totalmente equivocado. Básicamente hemos construido nuestros dos buenos partidos a base de placaje, de presión, de trabajo en el suelo, de reorganización defensiva, de una óptima utilización del pie, de minimizar errores y de transformar los del rival en puntos, sea con ensayos en transición o sea con puntos con el pie.
En ambos partidos hemos tenido mucha menos posesión del rival. En la batalla bajo del diluvio universal de Apia supimos mantener el orden, presionar bien, lanzar gente al suelo rápido, negar la continuidad y correr muy rápido detrás del rival cuando nos ganaban la línea de ventaja para llegar al punto de encuentro rápido y ralentizarlo, en un despliegue físico descomunal de los nuestros. En el segundo encuentro, contra un rival menos dotado técnicamente y peor trabajado tácticamente, y con una climatología favorable, sufrimos bastante menos. Nuestra primera cortina pudo presionar mejor cerca de los puntos de encuentro y los apoyos al placador funcionaron mejor, negando mucho tránsito del juego hacia fuera o dificultándolo, obligando a los Tonganos a recurrir más todavía al juego en penetración y lanzando muy rápido a gente al suelo para parar el juego y/o forzar retenidos.
Estos detalles comentados en el párrafo anterior se antojan capitales para el crecimiento del equipo. A nuestra ya de por si buena capacidad de recirculación defensiva le hemos añadido en esta gira el necesario matiz de la capacidad de ser contundentes y rápidos en el juego en el suelo. A los rivales les cuesta desarbolarnos por fuera porque tenemos una delantera con mucho despliegue que llega bien a las coberturas lejos, pero a veces quizá hemos pecado de dejar que el rival maneje demasiado el ritmo de juego. En estos dos partidos hemos trabajado más y mejor en el suelo, recuperando balones y forzando infracciones en el mejor de los casos, pero pudiendo evitar casi siempre hacer que equipos superiores físicamente y con muy buena capacidad de jugar desplegado corrieran “cuesta abajo” a campo abierto. Con contados y lógicos lapsus(que lógicamente y teniendo en cuenta quien había enfrente se tradujeron en puntos) hemos sido capaces de sujetar muy bien a las exuberantes ¾ polinesias, pudiendo incluso lograr un ensayo presionando las líneas de pase, obra de Alvar Gimeno frente a Tonga.
Hemos crecido mucho en estos dos partidos en la defensa del juego cerrado frente a equipos que atacan muy bien por el eje. No tenemos una delantera excesivamente grande, pero si muy rápida en la ejecución. Al crecimiento en el trabajo oscuro de gente como Piñeiro, Urraza, Nieto o Pichardie le sumamos ahora la llegada de un jugador top como Usarraga. Se le reclamaba por y para algo y ha cubierto con creces su cometido. Su despliegue físico, su lectura de cómo y dónde actuar y su capacidad de trabajo en el suelo y de liderazgo de cara a los jóvenes eleva el nivel defensivo del grupo en un grado superlativo.
En tres cuartos, donde hemos sido muy fiables todo el año, hemos añadido a una pieza fundamental con el regreso de Minguillón. Su lectura de juego, su capacidad para corregir errores de colocación y placaje de los compañeros y su nivel en los contactos en defensa se antojan fundamentales para cerrar el candado atrás cuando nos estemos jugando el mundial. En cuanto a la tercera cortina defensiva, si que es cierto que lo pasamos mal contra Samoa, con mucho trabajo acumulado, mucha presión encima, poca visibilidad y el balón escurridizo. Ahí Bell no tuvo el mejor de los días, con varios errores no forzados en la recepción, pero en general nos colocamos bastante bien, no dejamos tan apenas a los receptores aislados y tuvimos que correr poco hacia atrás para recoger patadas.
Resumiendo en clave defensiva la gira, puede decirse que nos hemos vaciado en el placaje, que hemos trabajado mucho y bien el suelo, que hemos presionado con orden y eficacia y hemos recolocado bien nuestros peones sobre el campo, pudiendo llegar a forzar errores al rival e incluso obtener bolas para armar juego en transición. Pese a que hemos tenido lapsus, lógicos por otra parte dada la exigencia física de ambos choques, pero que no se han extendido a fases muy prolongadas en el transcurso de los partidos, hemos sido solventes y, pese a encajar siete ensayos y conceder algunos golpes de castigo que nos costaron la victoria en Apia, no hemos dejado en casi ningún momento que dos selecciones que son capaces de discutirle la posesión a los grandes nos descosieran con su tradicional juego de contacto y continuidad.
El pragmatismo como bandera en nuestra gestión de la pelota
La lógica al enfrentarnos a selecciones superiores físicamente, con mucha capacidad para armar juego en transición y con el juego de descarga y de continuidad grabado a fuego en su idiosincrasia, hacia pensar que manejar porcentajes altos de posesión sería muy complicado, y que arriesgar las bolas propias en campo propio innecesariamente supondría un riesgo innecesario.
Partiendo de esas premisas se construyó la posesión propia en ambos partidos. La solvencia en el juego cerrado de nuestros delanteros, con buenos contactos y apoyos muy bien sincronizados, permitió asegurar un buen número de posesiones y que nuestros pateadores, con contadas excepciones, y más bien fruto de decisiones incorrectas, patearan casi siempre en condiciones óptimas y llevaran el juego a campo contrario.
El juego al pie en ambos partidos estuvo aglutinado casi en su totalidad en las figuras de Bay y Vinuesa, que mantuvieron un grado alto de efectividad en beneficio del grupo. Pese a que el volumen de juego al pie fue alto y eso suele llevar a un porcentaje elevado de patadas poco efectivas, los leones gestionaron este lance con un grado considerable de rendimiento. Pateamos en todos los registros. Acumulamos varias 50-22 de mérito, logramos alejar el balón de nuestras zonas de riesgo para defender en campo contrario, no concedimos apenas contras claras, y cuando usamos el pateo para trasladar la presión al rival, montamos buenas cortinas para presionar muy rápido y ocupar muy bien los espacios, trasladando la presión al rival. En general, se puede decir que entendimos bien lo que debíamos de hacer en ambos partidos, asegurando posesión con juego cerrado para o bien poder patear en buenas condiciones, o bien forzar errores del rival y mandarnos, también con el pie, a tener balones propios en 22 rival.
Cuando entramos en 22 rival, tiramos de los básicos y lo hicimos con eficacia. Estrategia a la salida del lateral (Bay contra Tonga), touche-maul (origen del ensayo contra Samoa y varios golpes de castigo a favor) y acumulación de fases hasta encontrar la grieta cerca del eje frente a equipos con una tendencia innata a desordenarse ante un A-B-C bien hecho (Alonso en una diagonal apoyando la descarga de Bay contra Samoa). Comandados por el pie de Vinuesa y por un Bay que ha hecho de la necesidad virtud con su manera de entender el juego, pudimos encontrar grietas entre las moles polinesias en ambos partidos y materializar en puntos nuestras contadas incursiones en 22 rival en los 160 minutos de juego. A todos nos gustaría sumar puntos tras fases de dominio alternando juego abierto y cerrado, pero lo verdaderamente importante es salir siempre de 22 rival con puntos y cumplimos esa regla no escrita.
Cabe destacar también nuestra capacidad para aprovecharnos de los errores del rival. El juego de contraataque y en transición es un arma vital en el rugby moderno, y normalmente estamos más acostumbrados a sufrir en nuestras carnes las consecuencias de errores propios no forzados que a beneficiarnos de ellos. Portugal, por ejemplo, nos suele condenar últimamente por eso, pero esta vez salió cara, y pudimos cobrarnos dos ensayos por saber estar ahí y saber ejecutar rápido tras despistes rivales.
Quizá nos hubiera gustado más a todos poder acumular fases y desarbolar la defensa a base de rugby de movimiento (nuestro juego combinativo atrás apenas existió), pero era inviable ese camino, por lo menos por ahora. El plan de juego puede que parezca sencillo, pero es lo que ambos partidos reclamaban y funcionó en un grado considerable. La capacidad de adaptación a las características del rival y a las circunstancias climatológicas adversas han sido quizá dos de las notas más positivas de toda la gira.
Claroscuros en las fases estáticas
Quede claro antes de entrar a valorar las fases estáticas que el diluvio del primer día condicionó mucho tanto la tracción en la melé como los saques de lateral, pero no es óbice para recalcar que nuestro desempeño el primer día en ambas lides no fue óptimo y nos privó de mucha posesión con la que, quien sabe, quizá podríamos haber aspirado a la victoria.
En el lateral estuvimos horribles. Perdimos muchas bolas y muchas de las que conseguimos las sacamos muy sucias, imposibilitando prácticamente cualquier opción de tirar de libreto de estrategia y teniendo que recurrir a soluciones de urgencia para mantener la posesión. En melé nos fuimos entonando en la segunda mitad, y pasamos casi a dominarla con la entrada de la dupla Titi-Pirlet, pero en el cómputo global del partido, tampoco generó opciones de juego favorables. Aún con todo, varias buenas melés y un buen lateral fueron los orígenes de dos ensayos.
Ya contra Tonga sí que rendimos en ambas. Muy solventes en melé e incluso dominantes en muchas ocasiones y muy seguros en saques de lateral, pudimos hacer buenos movimientos, fuimos rápidos al a hora de ejecutarlos, levantar, bajar y formar y estuvimos muy vivos y coordinados para recuperar bolas a partir de los calamitosos alineamientos tonganos y para parar sus touche-maul cuando consiguieron hacerlos. Pudimos ver, tras un día muy condicionado por el agua y un tanto aciago en lanzamientos y levantamientos, como el nivel de conjunción tanto en ataque como en defensa va dotando al equipo de un arma que resultará muy potente en el camino mundialista.
Nombres propiosHugo Pirlet
Aparición inesperada pero no por ello menos positiva. El desempeño del jugador de Colomiers ha sido más que notable. Buena contención en el primer envite cerca de los puntos de encuentro, seguridad en el avance y en la conservación del balón, muy buena capacidad de desplazamiento y levantamiento dentro de los laterales y unas excelentes prestaciones en la melé. Vamos, lo que viene siendo un 3 de manual. En el reino de Zabala y Merkler (cuyas presencias/ausencias me temo que van a convertirse en folletín) ha emergido un jugador que ha dotado de una consistencia increíble a las fases estáticas y al juego cerrado. Pedazo de incorporación
Ignacio Piñeiro
En un segundo plano en el REC por las rutilantes eclosiones de Pichardie, Álvaro García o Carmona, el crecimiento del canterano del RC VALENCIA y actual jugador de Oyonnax es descomunal. Versátil a más no poder, puede cubrir la segunda y tercera línea con igual solvencia. De gran despliegue físico, muy versátil en los laterales y con una presencia cada vez más grande en el juego en el suelo, estamos ante un jugador ya plenamente asentado en el XV titular y que está endureciendo y modelando su juego a una velocidad y con una facilidad pasmosa. Hay jugadorazo para años.
Gonzalo Vinuesa
El mejor proyecto de 10 español de los últimos años parece haberse asentado ya en la selección tras esta gira. Muy mejorado físicamente tras la lesión, ha demostrado tener un pie de absolutas garantías en todos los registros posibles. Sumado ello a su facilidad para generar juego rápido y a su buena toma de decisiones, estamos, fantasías imposibles aparte, ante el 10 que nos ha de guiar en el camino mundialista. Una realidad que se ha ratificado tras su ausencia por lesión.
Gauthier Minguillón
Su regreso a las convocatorias fue una de las mejores noticias de la antesala de la gira. Pero es que su vuelta al verde multiplica las prestaciones de la ¾ exponencialmente. Privilegiado físicamente, estamos ante un verdadero talento al servicio del equipo. Solidario en las coberturas, segurísimo en el placaje y muy incisivo con el balón, es en la presión sobre el juego aéreo donde supone todo un estilete. Con el ala de Valence Romans ganamos a un presionador descomunal, que genera muchísima incertidumbre en los receptores de las patadas y que niega muchísimos espacios a los contraataques. Todo un bastión atrás.
Tani Bay
Una de las apuestas más controvertidas de Bouza. Tiene tantos seguidores como detractores, pero hay que reconocerle que poco a poco se va haciendo con los mandos del equipo y cada vez maneja mejor los tiempos y la toma de decisiones. Se va haciendo al equipo y el equipo se va haciendo a él. Es valiente y no para tomar decisiones constantemente. No se ha apoltronado y convertido en un mero levantador de bolas, sino que es, actualmente, uno de los principales generadores de desequilibrio en el juego de ataque y uno de los principales, sino el principal, ejecutores del juego estrategia. Pese a que a muchos no les guste, es, de largo, el mejor 9 de DH, su disponibilidad es total, y aporta infinitamente más que resta. Tiene que ser nuestro 9 junto con Kerman.
Asier Usarraga
Uno de los jugadores más añorados por todos los aficionados volvía a la selección. Su aportación al equipo es incalculable. Su inagotable energía, su sobriedad, su dureza en los contactos, su capacidad para ser el primero en llegar al ruck, son oro puro para este equipo. Con él en el campo tenemos un segunda de nivel top y ganamos un tercera más en el juego abierto. Un jugador imprescindible para nuestras aspiraciones. El amo del juego que no se vea primera vista.
Conclusiones finalesUna gira tremendamente provechosa. Había miedo por la exigencia pero se ha demostrado que ha sido un acierto cruzar el mundo para jugar estos dos partidos. Todavía quedan muchísimas cosas que mejorar, pero el progreso es palpable. No hemos jugado bonito pero hemos incorporado al juego registros que no habíamos tenido hasta ahora.
Hemos estado cerca de llevarnos dos victorias cuando allá por mayo se pensaba en dos derrotas no excesivamente groseras y en no volver triturados por las apisonadoras polinesias. Podemos pues decir, que ha sido una experiencia muy satisfactoria y que seguimos creciendo pasito a pasito.
Texto: Víctor García / Fotografía: Matangi Tonga
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