SVNS Madrid (I): Qué es el torneo y su importancia estratégica para el rugby institucional
Este viernes comienzan en el madrileño Metropolitano los tres días que conforman la Gran Final de las Series Mundiales de Seven, conocidas oficialmente por el más estilizado y más marketiniano SVNS Madrid. Mucho escrito y hablado alrededor de este evento que ensalza los valores del rugby festivo en aras de un mayor espectáculo y, por qué no, que sirve de campo de pruebas para la progresiva leaguización del XV.
Lo que tenemos a las puertas es uno de los cuatro torneos internacionales relevantes en el planeta del seven. Las Series Mundiales, un circuito de varios torneos con cupos y equipos cerrados de participantes, teóricamente se constituye como uno de los eventos más importante de la disciplina, quizá en pugna o superior al Mundial y los Juegos Olímpicos, y por encima de los torneos regionales, en el caso español, el Campeonato de Rugby Europe de Seven.
Y digo teóricamente porque, visto el giro dado en esta última edición de las Series Mundiales, todo parece apuntar a que el Mundial de la disciplina acabará siendo fagocitado por las Series y con ello una historia que data desde los años 90. ¿Por qué? Hasta la última edición, no la presente, las Series Mundiales era el único torneo de seven que abogaba por la regularidad y la premiaba de manera consistente al equipo más constante, diferenciándola del sistema de eliminatorias que tienen tanto Mundial como Juegos Olímpicos y Europeo.
Cambio de formato
Para la presente edición, World Rugby ha decidido premiar la regularidad a quien haya liderado el acumulado de los torneos previos a la final como los Campeones de la Liga de las Series Mundiales, pero ha creado una Gran Final, la que se celebrará desde mañana en Madrid, para coronar al campeón y para dilucidar quién participa el año que viene en el gran circo del seven.
Series Mundiales, Juegos Olímpicos y Mundial son los objetivos de cada selección, y tan solo algunas pueden hacerlo con garantías en todas ellas. Por supuesto, al tratarse de la modalidad olímpica, World Rugby se sacude su origen y delega en la norma COI la participación de Gran Bretaña, el único equipo de rugby junto con aquel histórico seleccionado británico de rugby league que existe en el mundo oval.
En Madrid se juntarán las ocho mejores selecciones de la fase regular de los torneos femeninos y masculinos que lucharán por coronarse campeones. ¿De qué si hay ya unos campeones de la fase regular? Pues, posiblemente, de un título que acabará homologándose al Mundial.
Ciertas casuísticas
Sin embargo, hay otra lectura interesante en el caso de Madrid. Tras una apuesta arriesgada de la anterior corporación municipal y que lideró la entonces consejera de Deportes, Sofía Miranda, de firmar las finales por tres años, su salida tras la mayoría absoluta del PP y su sustitución por Sonia Cea acabaron por modificar las condiciones iniciales. Los tres años se convirtieron en uno fijo y dos opcionales (1+1+1) y la colaboración del Ayuntamiento de Madrid varió. A este hecho, se le sumó la posibilidad de que la gestión económica del evento pudiera derivarse a la RFER y, con ello, introducir algo de efectivo en unas cuentas necesarias para lograr el objetivo presupuestario millonario que propuso Ferraz.
Más allá de esas vicisitudes y del vuelo carroñero de París y Londres sobre Madrid, la realidad es que la capital española se impuso a grandes y tradicionales plazas de rugby para acoger este evento, algo que no ha sentado bien al club oval de blazer y malta en mano.¿Será la única oportunidad que tengamos para ver estas finales en España? Si nos atenemos a ciertos signos, es probable que esto suceda. En la rueda de prensa de presentación de las SVNS Madrid la semana pasada en el CSD, la representante del Ayuntamiento anunciada no asistió, al igual que tampoco la representación de World Rugby, quedando reducido en dos quintas partes el panel de oradores. Más que un hecho, puede verse también como un gesto, pero Paula Hernández, directora del torneo, abogó por Madrid, e incidió en que esa era la apuesta. Su designación por World Rugby para liderar el torneo puede ser una señal inequívoca de apoyo a la gestora, pero en un puesto tan ejecutivo puede perderse un dibujo del futuro real que se cuece en Dublín.
Texto y fotografía: Álvaro de Benito
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