El éxito de Portugal, el (quizá no tan) inesperado rival por la clasificación al Mundial
Portugal volvió al Championship de Rugby Europe en 2021, ilusionando a la afición, contrariando a algunos críticos y reforzando su regreso con una sólida performance en todo el campeonato. Los críticos -y yo, incluso, dudábamos del rendimiento de los “nuevos” Lobos de Patrice Lagisquet. En anterioresoportunidades que tuve de comentar para A Palos los diferentes partidos de Portugal, insistía en los errores a la mano, en los rucks y en las fases corridas y en la incertidumbre e inseguridad que transmitía una joven línea de tres cuartos.
Y, sin embargo, lo que ha ocurrido es que Lagisquet, en realidad, ha dado con la clave. Fue justamente eso lo que ha marcado la diferencia, desde el primer partido contra Rumanía hasta el último con Rusia. La apuesta por un equipo joven, irreverente, motivado y con una actitud y compromiso de honrar la camiseta portuguesa para llegar a lo que podría ser su segunda participación en una Copa del Mundo fue determinante en su camino.
Técnicamente, Portugal termina el campeonato con una valoración positiva. Veamos por bloques. El pack delantero fue creciendo en términos de confianza y unión. Nos fijamos en las primeras touches, donde la ejecución terminaba por pecar de fallos en coordinación con un saltador que saltaba tarde y el balón, al tercero en pleno momento crítico de partido. Y ahora contra Rusia, donde se verifica un alineamiento entre equipo muy conseguido, habiendo mejorado en los timings, pero, sobre todo, en la confianza. Se observa un entrenamiento de las fases estáticas y el juego parado. No es que antes lo no hubiera, pero ahora parece que han madurado y ganado ritmo de juego al estar presente con otras selecciones teóricamente superiores como Georgia, Rumanía y España.
Pasando al bloque de los tres cuartos, hago referencia a uno de los grandes arquitectos de este equipo portugués: Samuel Marques. Este medio de melé, que ya pasó por clubes como Stade Toulousain y Brive, es quien lidera el pack delantero de forma brillante. No es persona de gran porte físico, pero su inteligencia de juego, su posicionamiento detrás del ruck en defensa, su ocupación de espacio abierto en defensa hace con que sea, para mí, el game changer de Os Lobos. Samuel Marques sabe dónde posicionarse tanto en el ataque como en la defensa. Cierto es que, en este último caso, no aporta tanto, pero siempre está ahí. Es más en el ataque donde se evidencia su know-how. Y lo hace con seguridad. Y esa confianza se hace ver luego en el apertura, Jeronimo Portela con quien conecta muy bien.
El joven 10 que tuvo ya una crítica dura de mi parte, me tiene convencido. Técnicamente es más fuerte, donde sin duda el pateo es su gran valor. Me recuerda a Joe Gardener, antiguo internacional australiano convertido a portugués y que jugó para Agronomia. Un jugador técnicamente muy trabajado, tanto a mano como al pie, pero con físico muy limitado, todavía. Portela tiene mucho potencial, y la prueba de ese futuro crecimiento es la forma como contribuye en los últimos partidos, marcando puntos ante Países Bajos y Rusia.
Los centros formados por la dupla Tomás Appleton (capitán) y José Lima parece ser también la más correcta. José Lima por fin vuelve a mostrar el rugby que nos es conocido. Un segundo centro fuerte en el contacto con experiencia en las ligas francesas y velocidad entrelineas. Luego, el 3 detrás. Rafaele Storti y Rodrigo Marta con Nuno Sousa Guedes. Muy rápidos los tres en velocidad, toma de decisión y cambio de dirección. Si tuviera que prever el futuro, diría que estos tres rápidamente podrían jugar en ligas extranjeras, potenciando así, aún más, el nombre de Portugal más allá de nuestra frontera.
Pero volvamos al principio, cuando afirmo que Patrice Lagisquet dio con la clave. Recordemos la buena entrada de Portugal ante Georgia en su casa, en el Jamor de Lisboa. Un Portugal atrevido en el juego abierto, con los embajadores luso-franceses dando alguna estabilidad a la melé frente al poderoso pack delantero georgiano. No nos olvidemos que Portugal entró en el descanso ganando ese partido y que ni el visible cansancio hacía mella. Sin embargo, la experiencia en estas lides y el poderío físico de Georgia terminaron con la esperanza portuguesa de entrar con el pie derecho en nuestro regreso al Championship después de ascender desde el Trophy.
Siguió Rumanía, en casa también, un partido donde los nervios terminaron con la esperanza de conseguir una más que merecida victoria. Poco hay que decir de aquel partido. Fueron varias touches lanzadas de forma precipitada, patadas que terminaban por no salir del campo cuando tenían que salir obligatoriamente, ganando así terreno y aprovechando para relajar el ritmo del partido. Portugal ganaba por margen interesante, hasta que pequeños detalles -que a este nivel pagan caro- fueron determinantes para el último ensayo convertido y derrota por tan solo un punto. La desesperación de Lagisquet en ese último minuto era visible. Él ya sabía lo que el futuro le reservaba: impactar a largo plazo las calificaciones en el campeonato.
¿Qué pasó aquí exactamente? ¿Cómo remontamos a un equipo que viene jugando muy bien, dando serias pruebas de merecer más que Europe 3 y que pierde en último minuto? En el primer lugar, se habló sobre los detalles que hacen la diferencia. Al estar ganando por una diferencia segura a pocos minutos del final del partido no se pueden permitir touches perdidas en los 22 del oponente. En el ataque a escasos metros de la línea de ensayo jugadas al tercer saltador son demasiado arriesgadas. Las jugadas de Rumanía a esos instantes fueron de libro. Es decir, recuperan el balón en su 22, pateo para liberar el equipo y ganar terreno, aseguro la touche, maul con los delanteros que el equipo tiene que son superiores físicamente a los nuestros, empujan a Portugal hasta la 22, repite proceso hasta los 5 metros, ensayo y conversión. De libro. ¿Qué pasó? Falta de experiencia, tranquilidad, un capitán en los delanteros que pusiera tranquilidad, que mantuviera la serenidad entre el equipo. Acabado el partido me puedo imaginar lo que les diría Patrice Lagisquet…
Y si comparamos el XV titular frente a Rumanía contra el XV titular frente España, sí que se producen algunos cambios importantes. Rafael Simões sale de 4 y juega de 8. José Madeira se mete en su lugar. Manuel Picão se va al lugar de José Madeira. Hay una línea de delanteros rápidos en la defensa y fuertes en el ataque profundo. En la línea de tres cuartos, un cambio muy importante que le dio velocidad y sidesteps a Portugal: Nuno Sousa Guedes, al lugar de Dany Antunes. Este último en el partido contra España en la Central, en Madrid, Antunes fue determinante, pero perdió lugar para Sousa Guedes, y Souse Guedes aporta velocidad, rompe líneas, cambia dirección de sentido de juego, trae una dinámica muy buena.
Y con estos cambios, a la tercera fue la vencida. Portugal llegó al partido contra España, un encuentro que suponía un punto de inflexión. O Portugal ganaba y cogía fuerza para Países Bajos (o, por entonces, quizá Bélgica) y Rusia o sería una jornada otra vez muy amarga, por todo lo bien que habían hecho los chicos de Appleton en los partidos previos. El choque contra el país vecino fue muy equilibrado, muy apoyado por los detalles técnicos, detalles de posicionamiento, hablados arriba, detalles referentes a la disciplina. Tal vez Portugal estuvo más disciplinado en los golpes de castigo y en el respeto al árbitro. Y queramos o no, jugar en casa tiene sus ventajas.
La historia más reciente del partido en Países Bajos, y posteriormente con Rusia, es para mí un reflejo de toda la postura que caracteriza el equipo portugués esta temporada, pero con más experiencia, con más seguridad y con más determinación aún. Estamos ante un equipo que enseña alegría cuando disputa los partidos, con una motivación extrema a la hora de jugar abierto y largo, realizando placajes que son el espejo de un buen trabajo de defensa por el equipo técnico de Portugal. Coraje en avanzar y conquistar delante de un oponente teóricamente más fuerte o mejor clasificado.
Jugadores como Samuel, Storti, Marta, Portela e Sousa Guedes son jugadores que no ganan por el físico, pero su visión de partido, técnica individual y frecuentes sidesteps son un arma letal que muchos puntos dieron desde la línea de tres cuartos en los tres últimos partidos.
No puedo dejar de señalar las virtudes del pack delantero que ahora mismo tiene Portugal. Apoyado por la primera línea luso francesa, Mike Tadjer dio nueva confianza a las touches desde el partido contra Rumanía; Anthony Alves, más estabilidad en la melé; y Francisco Moreira demostrando una clara mejoría en el juego de suelo.
De cara al futuro, poco más que añadir. Más bien, hay que mantener. Mantener la buena defensa, agresiva, apoyada siempre por uno o dos hombres y el tercer al ruck disputando el balón. Mantener la velocidad provocada por jugadores que rompen con la dinámica/ritmo de juego y que encuentran espacio entrelíneas y, por último, mantener la humildad, compromiso y actitud que llevan demostrando en el campo. El futuro para Os Lobos es soleado. La ruta hacia el Mundial de 2023 se hace caminando y la verdad es que, desde Martim Aguiar, no para nada despreciando su trabajo, pero no se veía un Portugal con tan buena progresión y evolución.
Hoy, Portugal espera confortablemente en la segunda posición, rezando para que Rumanía no los alcance en la clasificación. Y, aunque lo haga, Portugal queda muy bien colocado para afrontar con garantías la lucha por ser Europa 2 o Europa 3 de cara al Mundial.
Texto José Diogo Santos Vieira. Ex-jugador
internacional con Portugal en categorías inferiores y entrenador acreditado
de nivel I de World Rugby. Fotografía (1) Luis Cabelo/Rugby Europe (2) Vladimir Gorshkov/Rugby Europe.
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