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Cuando despertó, la paciencia todavía estaba allí


Idea fuerza: "Hoy comienza la nueva era del XV del León". Vayamos al centro de la cuestión: hablar de nuevas eras, hablar de cambios y hablar de paciencias son cuestiones léxicas que tienen sus trampas. Ese lavado de cara o esa marca cronológica hay veces que no responde a nada real, sino más bien a configurar en las cabezas de cada uno un mundo de las ideas a través de un truco. Y eso es lo que esta semana que acaba de caer hemos vivido, desde el anuncio de la lista para enfrentarse a Países Bajos hasta los estertores del domingo tras el partido.

Para entender una nueva era, primero, como casi todo en esta vida, debe existir. Las eras se definen desde puntos cronológicos con hechos destacados. La clasificación a un Mundial, por ejemplo, marca una posible era, al igual que la eliminación de un Mundial la marcaría de manera casi segura. Hay eras con nombres, depende de quién esté al frente, y eras temporales. ¿La nueva era para el XV del León la marca el inicio del Campeonato de Rugby Europe? Eso es lo que parece que se ha repetido una y otra vez la pasada semana, pero claro, cabe preguntarse entonces si cada febrero en las últimas décadas ha marcado una "nueva era".

Está claro que esa "nueva era" que supuestamente empezó ayer no responde a una fecha: todos los años tenemos REC. Tampoco parece que aluda a un nuevo nombre: la era pre-post-Santos suena hasta ridícula. Y, por supuesto, tampoco viene dada por un hecho destacado: los Classic All Blacks tras la eliminación mundialista podría ser un punto de arranque destacado, por ejemplo. Pero sí que responde a un cambio.

Hablemos de cambios. Está claro que en la nómina que presenta Santos para Países Bajos se perciben cambios, aunque también continuación de políticas como la de "nacionalización" de elegibles. Esos cambios apuntan a una dirección que es la de la transición. Lo curioso aquí es que no sabemos a dónde lleva esa transición. Es decir, queda más que claro que Santos lidera la transición desde Santos. Este hecho podría llevar a situaciones como las que hemos vivido en los últimos seis partidos, los que se han disputado desde la debacle mundialista, en los que nos encontramos con microtransiciones entre microeras Santos

Planteo la pregunta claramente: si Santos no va a seguir, ¿por qué lidera una transición? Y, sobre todo, si no sabemos quién le sustituirá, ¿por qué se habla de transición cuando se debería hablar de interinidad dentro de la propia interinidad? Al ser expulsados del Mundial, sin más remedio nos olvidamos de una nueva etapa tras la Copa del Mundo para adelantarla y ganar algo de tiempo en una renovación forzosa. De los tres años por delante que se tenían en primavera de 2022, en dos meses nos habremos cepillado uno en una supuesta transición en la que ni siquiera sabremos si a quien venga a sustituir al alcalaíno le valdrá de algo, de nada o de mucho.

Los debutantes de ayer, el engrase necesario, el aprendizaje de las pizarras y malear los mimbres nuevos llevarán su tiempo, y por eso se pide paciencia. Me encanta el cuento de Monterroso, lo sabe quien me lea, pero es que vale para todo: "Cuando despertó, la paciencia todavía estaba allí". El partido contra los Classic All Blacks, en el que se escucharon pitidos contra Santos, fue el de homenaje. El de Canadá, el de redención. El de los Barbarians, el que gustaba jugar. El de Tonga, la nueva microera. El de Namibia, el de "ya que estamos". El de Países Bajos, el de la "nueva era".

Diez meses y seis partidos ya en la cuenta atrás para llegar, muy posiblemente, al final del Europeo con más pruebas que solo servirán si quien venga sigue con la línea establecida por Santos en este periodo. No hay que irse muy atrás para contemplar "nuevas eras" radicales en el banquillo: de Sonnes a Bevin, por ejemplo. ¿Alguien sabe si el trabajo de Santos servirá al próximo seleccionador? Solo así la "nueva era" será eso y, lo más importante, habrá sido venturosa, porque si a lo que estamos es a pasar el trago lo mejor posible, eso se llama de otra forma. Podremos ganar en Alemania con bonus y de 100 que las cosas no cambiarán mucho, porque lo básico y esencial para definir las eras son los hechos cronológicos o el nombre de quién esté al frente de la misma y, de momento, no tenemos ni lo uno ni lo otro.


Texto: Álvaro de Benito // Fotografía: Soraya Sanz


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