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Un otoño sin lluvia a gusto de todos


Con la confirmación por parte de la FER a través de su calendario oficial de la celebración de tres encuentros este otoño (dos test matches, contra Fiyi y Samoa, y un amistoso, contra Italia A), que se suman a los dos vitales partidos aplazados clasificatorios para el Mundial de Francia 2023 (contra rusia, en casa, y con la visita a los Países Bajos), muchos nos hemos preguntado si es buen momento para un otoño tan cargado y con partidos de primerísimo orden que, en otras circunstancias, hubieran sido más que celebrados.

Esta reflexión viene dada por una casuística esencial: la posible alta factura de los partidos contra Italia A y contra Fiyi antes del trascendental encuentro contra Rusia (de cara a Países Bajos habrá más tiempo para recomponer físicamente las archifamosas mermas provocadas por los polinesios). No hay que olvidarse de que el único partido relevante a día de hoy es el que enfrentará al XV del León contra Rusia, ya que una derrota alejaría definitivamente el Mundial más de lo que está y condenaría a España a una nueva travesía del desierto. Y, de ganar a Rusia, esa trascendencia recaería sobre el partido frente a Países Bajos con la misma suerte. Seamos claros: una derrota en cualquiera de esos dos partidos condenaría a España a una nueva travesía del desierto.

Por todo esto, la nómina de encuentros internacionales que se ha agendado la FER para este otoño quizá no sea la más adecuada ni en tiempo ni en forma para el único objetivo que debe tener el equipo, que no debe ser otro que llegar medianamente vivo a 2022. No voy a ser tan cínico de negar la magnitud de dicha agenda: espectacular lo es, y mucho. Y, por supuesto, tampoco vamos a eludir que, posiblemente, varios de estos encuentros ya estaban siendo negociados antes del intercambio de virus en verano. Pero eso no quita para que la realidad compuesta sea la que es.

Con esto, lo que planteo es muy simple: ojalá hubiéramos tenido esta ventana hace años, cuando la necesitábamos como agua de mayo, y no ahora, en un momento tan crítico que puede acabar distrayendo y mermando las posibilidades reales de lo que realmente importa: sumar los ocho puntos (mínimo) en la clasificación mundialista. Ojo, que allí estaremos y los primeros, necesitados tantos años de rugby de primer orden, a pesar del ninguneo de una Italia con la "A" a la espalda. 

 

 Texto  Álvaro de Benito  Fotografía  Domingo Torres

 

 

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