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Entrevista / Santi Santos: “Todavía recuerdo la sensación de felicidad de placar a Wayne Shelford”




Entrevista por Álvaro de Benito, editor

Tal día como hoy, hace cuatro décadas, Santi Santos (Madrid, 1961) debutaba en Suecia con la Selección absoluta. Fue el primer partido de todos los que viviría (y sigue viviendo) con el XV del León, primero desde el campo y, posteriormente, desde la grada. Todos conocemos su actividad actual como director técnico de la FER y como seleccionador nacional, pero, con motivo de estos 40 años de hoja de servicio, he querido descubrir un poco más del Santiago Santos jugador y de su carrera sobre el césped. 

AP: ¿Cómo fueron tus inicios en el rugby y con las selecciones nacionales?
SS: Empecé a jugar con 13 años cuando unos jugadores del Canoe vinieron a mi colegio a hacer una promoción del rugby para captar jugadores para su equipo cadete. Yo anteriormente había practicado muchos deportes colectivos como balonmano, baloncesto, voleibol y también practicaba judo. Esa experiencia previa me vino muy bien y pronto destaqué jugando y, con 16 años, debuté en División de Honor. En 1979, tuve mi primer contacto con una selección, la Sub 19, con la que disputé el Campeonato de Europa de ese año y del siguiente.

AP: ¿Recuerdas qué sensaciones tuviste cuando fuiste convocado por primera vez con la absoluta?
SS: La verdad es que fue una sorpresa que no esperaba en absoluto. Fue en junio de 1980, tras el Campeonato de Europa Sub 19 que jugamos en Semana Santa y que hicimos un gran torneo en el que acabamos terceros tras perder en semifinales contra Francia 20 -10 en un partido muy igualado. Yo ya estaba pensando en el año siguiente y realmente no esperaba para nada la convocatoria, tenía tan solo 18 años y, aunque soñaba con jugar con la selección absoluta, no estaba en mi mente que esto sucediera tan pronto.

AP: Debutaste con el XV del León un día como hoy hace 40 años en Suecia. ¿Cómo viviste aquella experiencia?
SS: La verdad es que tengo pocas memorias de ese partido. Hace tanto tiempo de aquello… ¡40 años! Recuerdo que fue en Upsala, una ciudad eminentemente universitaria y que al ser en junio era prácticamente de día las 24 horas. Apenas se ponía el sol un par de horas. El seleccionador era Francisco Sacristán y creo recordar que el capitán era Manolo Moriche. El partido lo ganamos 27 a 39 pero fue más complicado de lo que a priori se podía pensar.

"Tenía tan solo 18 años y,
aunque soñaba con jugar con la selección absoluta,
no estaba en mi mente que esto sucediera tan pronto"

AP: Si tuvieras que describir tu paso por la Selección como jugador, ¿éste sería una experiencia continua o hubo fases en tu carrera que te marcasen de alguna manera?
SS: En mi recorrido internacional podemos distinguir dos etapas claramente diferenciadas. De 1980 a 1986, hasta que tuve un grave accidente de moto que me causó una parálisis de plexo braquial -de la que los médicos me dijeron que no me recuperaría-, y de 1988 a 1992, en que me retiré.

AP: ¿Cómo era la competición regular por entonces?
SS: En esos primeros años, de 1980 a 1986, solíamos jugar el campeonato de la FIRA, que era una competición muy exigente. Éramos cinco equipos (siempre a semejanza del Cinco Naciones) y jugamos contra Francia A, contra Italia, contra Rumanía y contra la URSS (que incluía a Georgia, Ucrania, y otras repúblicas ex-soviéticas). Como se puede ver, rivales muy duros contra los que solíamos perder, pero que nos daban un nivel competitivo muy bueno.

AP: Y aquella fue una época llena de partidos especiales, giras y grandes rivales. ¿Podrías compartir algunos momentos de esos partidos de los que tengas un recuerdo especial o que fueron importantes también en esa primera etapa?
En 1982 jugamos contra NZ Maori -que nos ganó de paliza- y contra Argentina, ante la que hicimos un gran partido. En los años sucesivos recuerdo que tuvimos bastante contacto con las “Home Unions” jugando partidos muy bonitos (de jugar y vivir como jugador) contra Gales B en España, contra Inglaterra Sub 23 en Twickenham, contra el primer equipo de Escocia en Cornellá -que venía de ganar el Cinco Naciones-. También recuerdo una gira que realizamos por Zimbabue en 1984. Y otro gran recuerdo fue la gira de seis semanas que hice por Sudáfrica con los Jaguares (Sudamérica XV) en 1984 en compañía de Tomás Pardo y en la que jugamos junto a grandes jugadores argentinos de la época como el mítico Hugo Porta.

AP: Incluso llegaste a tener el honor de participar en el primer partido de una selección española de seven.  
SS: Sí, y aquella fue otra experiencia muy bonita de aquella época. En 1986, fuimos a jugar un torneo de rugby a siete para celebrar el Centenario de la Unión de Rugby de Nueva Gales del Sur, en Australia, y, en el primer partido de la historia de la Selección Española de rugby a siete, ¡ganamos a Inglaterra! Jugamos también contra Australia, que tenía a jugadores como Mark Ella o David Campese. Era la primera vez que se hacia una Selección de seven y fue una experiencia inolvidable.

AP: ¿Qué ocurrió para que acabase esa primera etapa que has descrito?
SS: En mayo de 1986, tras unos meses maravillosos en los que jugamos el torneo de Australia, en Twickenham contra Inglaterra Sub 23, y contra Escocia, en Cornellá, tuve la desgracia de sufrir un accidente de moto en la M-30 de Madrid. Me rompí el húmero, y, lo que era más grave, tuve un arrancamiento del plexo braquial que me supuso una parálisis del brazo. Los médicos no me dieron muchas esperanzas de recuperarme, y muchas menos de volver a jugar a rugby. Fue, sin duda, una de las etapas más difíciles de mi vida. Pero con tesón y con mucho trabajo, poco a poco, fui recuperando la movilidad, hasta que casi dos años y medio después volví a jugar con la Selección.

"El partido contra los Maoríes es el que mayor satisfacción
me ha dado en la vida. Fue realmente emocionante.
Me hizo mucha más ilusión que mi debut con España con 18 años"

AP: Tu segunda etapa, tras la lesión, creo que comienza de una manera muy especial, muy emotiva.
SS: En noviembre de 1988, yo ya estaba casi recuperado, pero apenas había jugado algunos minutos con el primer equipo de mi club, el Liceo Francés. Entonces, también por sorpresa, sin yo esperarlo, recibí la llamada de Gerard Murillo para decirme que quería que jugase contra Nueva Zelanda Maorí, que estaba de gira por España. Jugaban dos partidos, uno en Sevilla, que yo no jugué y otro en Madrid, a mitad de semana contra un combinado nacional que llamaron “Los Osos” con tres o cuatro jugadores internacionales invitados de Escocia. Ese fue mi reencuentro con el rugby de alto nivel, tras 30 meses fuera de combate. He de confesar que ese fue el partido que mayor satisfacción me ha dado en la vida. Fue realmente emocionante. Me hizo mucha más ilusión que mi debut con España con 18 años. Recuerdo la sensación de felicidad al placar varias veces a Wayne Shelford. Al final del partido no pude más que romper a llorar de emoción.

AP: Con ese comienzo de etapa, superarlo en sensaciones iba a ser difícil. ¿Qué podrías destacar de aquellos últimos cinco años?
SS: Los años del 88 al 92 fueron diferentes al primer periodo del 80 al 86. En los primeros años yo era titular indiscutible y, desde los 22 años, capitán. Tras la lesión, la cosa cambió. La verdad es que no volví nunca a jugar al mismo nivel y ya no era titular indiscutible. No obstante, mi papel en el equipo cambió y, durante esos años, procuré aportar todo lo que podía cuando jugaba y sobre todo experiencia, conocimiento y motivación. 1989 y 1990 estuvieron muy enfocados a preparar la clasificación para la Copa del Mundo de 1991. Recuerdo una gira por Irlanda en 1990 en la que jugamos contra Munster, Leinster e Irlanda Sub 25 para prepararnos para el clasificatorio al Mundial.


AP: Antes de tu retirada, en aquel memorable partido contra Rumanía en 1992, tuviste una experiencia en Nueva Zelanda que, casi sin saberlo, iba a ser inspiradora para tu carrera como entrenador.
SS: En 1991 me fui a jugar a Nueva Zelanda, de marzo a octubre, con el apoyo logístico de Laury O’Reilly. Estuve en Christchurch disfrutando del rugby. Era algo que tenía en mente antes de haber tenido el accidente y no quería retirarme sin vivir aquella experiencia. Tuve la suerte de conocer a Wayne Smith, que en aquel entonces entrenaba a Canterbury B y posteriormente llegó a entrenar a los All Blacks, y pude aprender mucho con él. Además, me vino muy bien en mi tránsito hacia convertirme en entrenador.

AP: Ahora, cuatro décadas después de tu debut con la absoluta, ¿qué destacarías?
SS: El contexto era, por supuesto, mucho más amateur que ahora. Nos concentrábamos los viernes para jugar el domingo, por lo que la preparación era mucho más escasa, pero disfruté mucho con mis compañeros y aprendí mucho de los diferentes seleccionadores que tuve. Los años que estuve jugando con la Selección Española fueron, sin duda alguna, una experiencia inolvidable que me ha marcado el resto de mi vida.

Fotos: Archivo FER (1, 2)

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